Es difícil imaginar que un niño se levante todas las mañanas para salir a trabajar y no para ir a la escuela, que en lugar de jugar por la tarde tenga que preocuparse porque no hay nada de comer en su casa o que ni siquiera pueda irse a la cama con el estómago satisfecho. Es la desgracia del trabajo infantil.
Esa es la realidad de 2.5 millones de niños y niñas en México que tienen que trabajar en ocupaciones mal remuneradas, sin seguridad social y sin la oportunidad de estudiar, sólo por pertenecer a un sector de la población castigado.
El 12 de junio se celebró el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, una fecha que intenta hacer conciencia sobre la falta de oportunidades que enfrentan millones de menores en países en vías de desarrollo, cuyas condiciones de vida son difíciles desde antes del nacimiento y les auguran un futuro incierto, envuelto entre la ignorancia y pobreza.
Trabajo infantil en números
En México, además de las altas cifras de empleo infantil, se calcula que el 30% de los menores exceden las horas de trabajo que marca la ley y no reciben el pago adecuado debido a que no hay ningún organismo que se encargue de proteger sus derechos.
Al respecto, Raúl Beyruti Sánchez, presidente de GINgroup, mencionó en recientes publicaciones, que su empresa, siempre preocupada por mejorar la calidad de vida de los mexicanos, intenta dar empleos bien remunerados y ayudar a mejorar el mercado laboral del país para que los padres puedan estar tranquilos de brindar todos los elementos necesarios para que sus hijos puedan gozar de una calidad de vida y niñez excepcional.
Y es que, GINgroup es una las operadoras de recursos humanos más importantes del país y cuyo éxito consiste en generar fuentes de trabajo bien pagadas, con capacitación constante y donde las personas logren sus metas personales, profesionales y familiares, brindándoles con ello oportunidades de crecimiento ilimitadas.
Esta conmemoración existe para recordar que en ningún país del mundo los niños deberían trabajar, y si eso sucede, significa que algo se está haciendo mal, que las instituciones no están haciendo lo que deben para proteger a los menores y quienes se encargan de proveer bienestar, no están mirando hacia donde tendrían que hacerlo.
