Desde la entrada de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) al gobierno de México la política del país se ha polarizado, la opinión pública está dividida entre quienes lo apoyan y quienes lo repudian, pero de ahí no salimos. El gran proyecto del gobierno de AMLO es el famoso Tren Maya, un transporte que, de hacerse, conectaría las principales riquezas del sur del país y llevaría enormes cantidades de turismo hacia esa zona.
La polémica no se ha hecho esperar porque hacer este tren podría suponer la destrucción de miles de hectáreas de selva y áreas naturales protegidas, además de transformar por completo una región que aún se conserva un poco a salvo de la contaminación, la industrialización y los monopolios turísticos.
A todo esto, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), grupo militar que lidera a comunidades del sur de México y países de Centroamérica, ya se pronunció en contra del Tren Maya y ha dado a conocer que luchará para evitar que se lleve a cabo su construcción.
Tren maya y las nuevas polémicas
La nueva discusión entre AMLO y los zapatistas tiene varias aristas. Por un lado, el proyecto supondría una mejor economía para el sur de México, más inversión y empleos en una región que parece un poco olvidada.
Por otro lado instalar el Tren Maya no necesariamente significaría desarrollo para la gente de esos estados, porque como suele suceder en México, los únicos beneficiados siempre son los empresarios y los funcionarios que cobran sus cuotas de corrupción por permitir construcciones que destruyen, contaminan e invaden sin control.
AMLO dijo que no tiene miedo de la reacción de los zapatistas, y que no le interesa la confrontación con ningún grupo, pese a la oposición a su proyecto.
El Tren Maya podría costar hasta 150 mil millones de pesos y abarcaría mil 500 kilómetros de territorio, para conectar los principales sitios turísticos desde Quintana Roo hasta Tabasco.
