Los manicomios más impactantes de la Ciudad de México

La Ciudad de México es hogar de millones de personas y al ser una de las ciudades más pobladas en el mundo tiene que tener edificios de muchos usos, algunas instituciones o edificios son para personas “especiales”, que en muchos casos no permanecen ni visitan por voluntad propia como lo son hospitales, reformatorios o manicomios. 

Aunque ya no es un manicomio, el Hospital del Divino Salvador alberga muchos rumores y leyendas relacionadas con los tratamientos médicos utilizados en las enfermas mentales.

La historia del Hospital del Divino Salvador, también llamado Hospital de la Canoa u Hospital para Mujeres Dementes, comienza con los esposos Sáyago, en el siglo 17, pues este fue el primer albergue para mujeres “enajenadas” en la Nueva España. 

A inicios de 1687 la señora de Sáyago solicitó a su esposo el permiso para albergar y sacar de las calles a tres mujeres, entre ellas su prima María de la Concepción, que por haber perdido la razón vagaban por las calles de la ciudad.

A María se unieron Beatriz de la Rosa y Francisca Osorio, dos mulatas dementes. 

La casa de los Sáyago sirvió como refugio para las enfermas, al enterarse de esto el arzobispo Francisco de Aguilar cedió al matrimonio un inmueble en 1690, con la condición de que la pareja pagara la renta y diera vestido y comida a las mujeres. 

De acuerdo a registros en documentos, al nuevo hospital ingresaron 55 mujeres, de las cuales murieron 26 y mejoraron 29; al finalizar el siglo cerca de 300 mujeres habían ingresado en la casa. 

La gente que pasaba fuera del lugar no se imaginaba los malos tratos que sucedían dentro del Divino Salvador, durante el Porfiriato los pacientes fueron trasladados al hospital La Castañeda, el nuevo manicomio de México.  

El Divino Salvador fue cerrado y ha atravesado varios cambios importantes en su administración, por lo que los rumores no se hicieron esperar y acrecentaron sus múltiples leyendas, como las caras en su fachada que fueron puestas por el mismo arzobispo Francisco de Aguilar mandó a colocar. 

Pasando al nuevo manicomio, fue en 1910 cuando Porfirio Díaz inauguró el Manicomio General La Castañeda, el centro de salud mental más grande de México, lamentablemente en este recinto no se mejoraron los tratos de su predecesor, pues su fama recayó en el trato inhumano y condiciones deplorables que le brindaban a sus pacientes.

La indignación llevó a los familiares a escalar su petición a los niveles más altos para exigir atención y mejores tratos a sus familiares. 

La salud mental es un tema delicado al que le debemos de prestar más atención, si no queremos tener que entrar a una institución mental en contra de nuestra voluntad. 

Fuentes: Chilango, Segob

@Cronicamexicana