Campos de concentración en México 

A lo largo de su historia, México se ha caracterizado por ser un país solidario tanto internamente como con los demás países del mundo. El país azteca no ha dudado en abrir sus puertas a los ciudadanos del mundo y los acoge de la mejor manera, sin embargo, también hubo un tiempo donde aquí mismo un campo de concentración para ciudadanos japoneses, esto por presión de los Estados Unidos en tiempos de la Segunda Guerra Mundial. 

Uno de estos lugares adaptados para ubicar a ciudadanos con nacionalidades de las potencias del eje (Alemania, Italia y Japón), fue la antigua hacienda de Temixco, ubicada a unos 100 km al sur de la Ciudad de México, donde fueron recluidas unas 600 personas que podían ser controladas por las autoridades mexicanas por petición expresa de Estados Unidos. 

El de Temixco no era un campo como los de la Alemania nazi en Europa, ni uno de los campos de internamiento en los que los Estados Unidos recluyeron en aquella época a miles de ciudadanos de origen japonés y donde tenían la salida totalmente prohibida. 

Tras el ataque de Japón a los Estados Unidos a finales de 1941, Washington comenzó a concretar a los migrantes japoneses para vigilarlos de manera estrecha y pidió al resto de países de la región seguir su ejemplo. 

El gobierno mexicano aceptó la presión del gobierno norteamericano para trasladarlos, pero a diferencia de otros países latinoamericanos, decidió no enviarlos a los campos de EE.UU. sino que los concentró en el propio México.

El principal interés estadounidense era alejarlos especialmente de la zona cercana a su frontera, al considerar que su presencia allí podría suponer un peligro para su seguridad y un riesgo de espionaje.

En el municipio de Tala, en Jalisco, se acondicionó un campo en un rancho para aquellos que llegaron a Guadalajara, con dinero aportado por la Embajada de Japón en México, se adquirió una antigua hacienda mucho más grande en Temixco para los trasladados a Ciudad de México.

Otro campo fue el del Perote en Veracruz donde se encarcelaban a personas que eran sospechosas de ser espías, de igual manera este campo fue creado por orden de los Estados Unidos para vigilar a estas personas. 

Este campo de detención operó desde 1942 y se mantenía a las personas privadas de su libertad bajo los cargos de violar las leyes mexicanas.

Se calcula que en estos campos se detuvieron a unos 500 ciudadanos provenientes de Japón, Italia y Alemania; donde los prisioneros fueron proveídos de servicios médicos, aulas de enseñanza e incluso actividades deportivas.

En 1945, el centro de detención en Perote dejó de funcionar y se dice que los prisioneros fueron puestos en libertad.

Así estos campos de concentración o de reclutamiento diseñados para personas no grantes en esa época llegó a su fin, estos lugares deben servirnos de recordatorio para recordarnos pasajes que nunca debemos de repetir. 

Fuentes: BBC, Central, La Nación, El Universal

@Cronicamexicana