¿A dónde se va la basura chilanga?

Los mexicanos, en general, no se caracterizan por ser los más limpios, al contrario, pese a la riqueza natural que existe en el país, los mexicanos son conocidos en el mundo entero por ensuciar todo lo que está limpio, por generar residuos como si por eso les pagaran, y por arruinar todo lo que la naturaleza les dio de manera gratuita. No es que todos sean así, pero esa es la actitud que domina por estos terrenos. El tratamiento de la basura deja mucho que desear.

Dice el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), que tan sólo la Ciudad de México genera, cada día, unas 13 mil toneladas de basura, algo así como el 20% de toda la que se produce en el país diariamente. Y lo peligroso es que los insalubres rellenos sanitarios, basureros y otras especies de aventaderos, no son suficientes para contener la suciedad, que los chilangos quieren esconder.

Es como cuando, de niño, te decían que recogieras tu cuarto y tú, en tu flojera, sólo aventabas todo en el clóset, y presionabas para cerrar la puerta. Hasta que llegaba el momento de abrir y entonces una montaña de chiquero te sepultaba. Sí, todos lo hicimos, y es lo mismo que se hace en la CDMX, donde la basura ya nos está alcanzando y, a donde quiera que se mire, hay pequeños tiraderos, montañas donde las moscas reinan y se puede adivinar el precario estilo de vida, de quienes ahí abandonaron su basura.

Organizaciones civiles han acusado al gobierno capitalino de hacer poco para resolver, el que se ha vuelto un problema de salud pública, ya que hasta ahora sólo se recicla un 6% de los residuos, mientras el resto se van a los tiraderos, para contaminar el suelo y, más abajo, los mantos freáticos, de donde sale el agua con la que los chilanguitos lavan y se bañan. Y a veces hasta se la beben.

Basura y su tendencia a nivel mundial

La tendencia mundial es a la reducción de los residuos, consumir menos y de forma más eficiente y reciclar, sin embargo, estas ideas aún no toman forma en la Ciudad de México, donde los más enterados son niños y jóvenes, que ya tienen incorporada esta preocupación en su educación básica. Mientras tanto, las calles de esta enorme capital siguen viendo volar bolsas de supermercado y pañales gordos.

Inclusive, la saturación de basura es responsable, cada año, de las inundaciones. Muchos ciudadanos acusan al gobierno de no invertir suficiente en infraestructura hidráulica, pero la verdad es que la culpa la tenemos todos, cada vez que consumimos empaques, artículos de unicel, bolsas de plástico por montones, botellas de refresco y un sinfín de artículos que, sin sentido, nos vende la mercadotecnia, y que no pensamos jamás en dónde terminarán.

A estas alturas, las comparaciones ya son inútiles. No importa si ya llenamos el Estadio Azteca 40 veces con nuestra basura o si consumimos, de empaques en un año, lo que otros países consumen en diez. Finalmente, es un problema que ya toca a la puerta de los hogares chilangos, cada vez que una oleada de peste entra, o invade una plaga de moscas, ratas o cucarachas.

Valeria Lira

@CronicaMexicana