Pros y contras del casco de bici

Casi el 1% de los viajes que se realizan a diario, dentro de la Ciudad de México, son en bicicleta y con ellas se debe usar siempre un casco. Con los años, esta alternativa de movilidad ha resultado cada vez más ventajosa para los habitantes de pequeñas y grandes ciudades, debido a la rentabilidad que representa, la reducción de contaminantes y, por supuesto, el ejercicio físico que significa trasladarse a diario por este medio.

Sin embargo, al menos en México, igual que no existe una cultura automovilística que nos enseñe a respetar las reglas para la seguridad de todos, tampoco hay una cultura ciclista, que eduque a los usuarios de bicicleta, en cuanto al uso de este instrumento que, dicho sea de paso, también puede ser un arma mortal, si no se usa adecuadamente.

Según encuestas, sólo el 6% de los ciclistas utilizan el casco en sus traslados, lo que bien podría verse como una estadística grave, respecto al peligro con el que los demás se conducen. Sin embargo, no todo es como lo pintan.

Marte J. Ayala, representante del colectivo ciclista: “Los Hijos de la Madrugada”, afirma que en países desarrollados como Bélgica, Suiza, Noruega y Holanda, las personas no utilizan aditamentos especiales para rodar, debido a que las ciudades tienen infraestructura que los protege, adecuada para niños, mujeres, ancianos y todo tipo de personas, que pueden tomar la bicicleta como un transporte, sin tener que usar cascos o ropa especial. Eso, sumado a que existe una enorme cultura vial, que reduce los accidentes al mínimo.

Casco, desmitificando la seguridad

Este experto también desmitifica el uso del casco, respecto a lo que nos han dicho. En su experiencia, asegura que este aditamento está diseñado para disminuir el impacto de golpes leves, sin embargo más allá de los 50 kilómetros por hora, es más probable que el casco se parta, y con él, la cabeza de quien lo usa.

Y claro que, en un accidente de bicicleta, el proteger la cabeza no es garantía de salir ileso, pues siempre te puede pasar un camión por encima, y hacerte pozole sobre el pavimento, aunque tu casco quede intacto.

Por otra parte, recuerda que usar casco, sí puede ser clave en el caso de niños y personas en entrenamiento, que no ruedan a velocidades significativas, pero sí están a expensas de sufrir caídas o accidentes leves; también en paseos ciclistas masivos, tan de moda en las grandes ciudades, donde la reducción del espacio y el excesivo número de personas, son un factor, que aumenta las probabilidades de sufrir un accidente.

Finalmente, el punto es que el casco sólo es un aditamento más, que si bien está pensado para ayudar, no tiene las cualidades para pensar que, ya con usarlo, estamos exentos de un accidente. Ni tampoco tendría sentido inventar una armadura entera para los ciclistas, porque no es el punto vivir en una burbuja protectora, sino aprender a vivir en sociedad.

Y aprender a vivir en sociedad, como ciclistas, automovilistas y peatones, significa respetar las reglas y entender que no somos uno, sino muchos, que vivimos y nos trasladamos de diversas formas, todos con derechos, pero también con obligaciones, de respetar a los otros. Además de que, como señalan los expertos, una adecuada infraestructura urbana ayuda en mucho, pero mucho, a que todos se puedan conducir con seguridad.

Valeria Lira

@CronicaMexicana