¿Qué tanto se puede vivir del arte en México?

Vocación, destino, convicción rebelde, sueño adolescente o flojera, mucho se dice que, pretender vivir del arte, al menos en México, es enfilarse hacia una vida llena de carencias, excesos y frustración. Pero, ¿qué tanto es verdad y qué tanto es una etiqueta que ponen todos aquellos que no son capaces de llamarse a sí mismos artistas, porque carecen de genio creativo?

Las cifras responden la pregunta: menos del 2.5% de los estudiantes universitarios en México, está en una carrera relacionada con el arte, llámese letras, danza, artes visuales, teatro, cine o música. Es lógico, una carrera que requiere habilidades naturales no puede tener un ingreso masivo de alumnos porque sería irreal, así que sólo entran los que tienen cualidades.

Y de esa pequeña cifra, hay que restar a los que desertarán en el camino y a los que terminarán dedicándose a otra cosa, por necesidad.

Todo este panorama responde al negro paisaje del arte en México. Aquí no se estudia arte y no se consume arte, a menos claro, que se hable del sentido más comercial de la palabra.

Por desgracia, el grueso de la población no está educado para consumir productos artísticos independientes, propuestas nuevas o de nivel elevado, aquí gana el mass media.

Claro que no hay que descartar a las nuevas generaciones, que traen dentro cierto grupo de personas que se están preocupando por su formación intelectual, y por consumir otro tipo de productos más inteligentes.

Sin embargo, la realidad es que, al menos en México, vivir del arte como tal, es realmente complicado, a menos claro que te vendas a una agencia de publicidad, una disquera o una productora, con suficientes recursos como para emplearte e ignorar tus ideas.

Arte ¿vale la pena ese camino?

Aunque tampoco es la idea, si estamos hablando de que las carreras artísticas, antes que convicción económica, requieren vocación y un fuerte genio creativo, que no se puede esconder bajo el traje de un Godínez cualquiera.

Tal vez la realidad es que ser un artista siempre ha sido igual, y parte del espíritu creador que se requiere, también tiene que servir para generar fuentes de trabajo independientes, con propuestas propias y encontrando al público adecuado, que lo consuma y lo pague.

Siendo sinceros, casi cualquier profesión en este país tiene dificultades parecidas, a nadie le pagan lo suficiente por hacer lo que ama y sin embargo es difícil decir que no, porque todos necesitan trabajar.

Todo se resume en que, un verdadero artista, tiene que ser capaz de romper sus propios paradigmas, reinventarse y no quedarse estancado o conforme en un sólo sitio. Y si no tienes cualidades, entonces deber buscar otra veta a explorar.

Imposible saber cuántos artistas hay en México, esa estadística no se lleva en libros, encuestas o encabezados de periódico, está ocupando los muros de la calle, en las escuelas inspirando a los más jóvenes, y decorando las mesas, las puertas y los cielos de este país, tan renegrido en su arte interior.

Valeria Lira

@CronicaMexicana