La curva millennial

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Hace no mucho tiempo, surgió entre la cultura popular el término millennials, para designar a la llamada “Generación del Milenio” o todos aquellos nacidos a fines de los años 80, principios de los 90, y algo posterior.

Esta generación –en su mayoría– hoy tienen entre 25 y 30 años, y se supone que en países industrializados, compone la parte más importante de la fuerza laboral.

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Lo más interesante de esta generación, y que llama la atención, es que tienen una manera extraña de encarar la vida, debido a que crecieron bajo cierta estabilidad, que los ha dejado en un sitio cómodo, sin necesidad de moverse o terminar de convertirse en adultos.

En México hay casi 40 millones de millennials, cuya principal característica es una profunda conexión con la tecnología, incluso mayor a la que tienen con el mundo real, y que sin embargo, no les significa ventajas en el terreno profesional, como tampoco sucede con la enorme preparación que se supone tienen, comparados con otras generaciones anteriores.

Particularmente, los millennials mexicanos, hoy viven ciertas condiciones que hacen aún más comprometedora su situación. Por un lado, esa necesidad de no salir de sus zonas, pero por otro, la dificultad que representaría hacerlo, en un país que no está creciendo económicamente y cuyas oportunidades laborales para los más jóvenes son en extremo limitadas.

Otra cosa que caracteriza a esta generación, es un enorme pesimismo por el futuro. Y no es para menos, estudiosos de la demografía reconocen que, quienes pertenecen a esta generación en México, a comparación de las de otros países, en su mayoría tuvieron una educación decadente, obsoleta y basada en la memorización, lo que les representa una enorme desventaja, frente a sus iguales extranjeros, una complicación para entrar al mundo laboral, y un reto al querer ingresar a instituciones universitarias de nivel internacional.

Es así que los millennials, en su definición más popular, son adultos jóvenes que no salen del hogar paternal, por no dejar sus comodidades, mismas que temen no encontrar afuera, por no sentirse capaces de tener una carrera profesional exitosa.

Lo anterior va de la mano, con el concepto que esta generación tiene de las relaciones humanas. Mucho se dice que viven una especie de desconexión, al habitar en el mundo de la tecnología, donde son solitarios usuarios, cuyas únicas relaciones sociales son virtuales y tienen pantallas de por medio.

Y ni hablar del bono demográfico, ese concepto posmoderno que define a un grupo poblacional, entre los 15 y los 60 años, que es la esperanza económica y de desarrollo de todo un país.

Millennials mexicanos

Si el bono demográfico de México, deposita sus esperanzas en los millennials, y ellos gastan sus mejores años de desarrollo laboral, en subir fotos a las redes sociales y beber café, entonces el futuro que viene, parece ser bastante obscuro.

Sin embargo, todavía hay una buena parte de esta generación que está intentando salvarse. Casi 60 mil jóvenes mexicanos, reciben cada año una beca del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para estudios de licenciatura y posgrado, en el país o en el extranjero, siendo medidos por los más altos estándares de calidad de nivel internacional. Muchos de ellos, posteriormente, se incorporan a estadías de investigación, o a la planta académica de diferentes instituciones.

Entonces, quizá no todo está perdido y ser millennial no es necesariamente perder, sino administrar ventajas y desventajas, de tener que crecer en un mundo posmoderno. ¿O no?

Valeria Lira

@CronicaMexicana