¿Mexicanos bisexuales?

Diversidad sexual

Te puede gustar el helado de chocolate, o el de vainilla, o te pueden gustar ambos y terminar en un helado napolitano que tenga fresa también. ¿Por qué si es tan sencillo entender que te gusten unas cosas u otras, cuesta tanto trabajo entender que la orientación sexual también es cuestión de variedades o incluso de temporadas? Bueno ese es el tema con la diversidad sexual.

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«La diversidad sexual sólo es la más pura expresión de tu derecho a amar…»

Rinna Riesenfeld

El primer problema en el asunto de la orientación sexual fue entender que la heterosexualidad no era para todos, y que habían quienes gustaban del mismo sexo. A décadas de distancia de haber puesto el tema sobre la mesa, aún continúa la lucha por los derechos homosexuales, y en pleno siglo XXI hay muchos que no lo entienden.

Ahora, el siguiente peldaño en la escalera es el asunto de la bisexualidad. La ciencia afirma que el ser humano tiene total capacidad para ser bisexual, es decir, para sentir afecto o placer sexual por hombres o mujeres, sin distinción. Aunque suene a libertinaje, eso habla de que en este siglo lleno de tecnología y avances, el hombre busca maneras de amar, con más sinceridad y sin tapujos.

Diversidad sexual en la capital

El «Informe de la Situación de las Bisexualidades en la Ciudad de México» afirma que en la capital del país, al menos 20% de las personas son bisexuales, aunque la mayoría no admiten sus preferencias, porque viven una doble discriminación; en la cultura mexicana se rechaza casi por completo cualquier variante que no sean heterosexual y binaria.

Más allá de términos científicos o legales, la verdad es que hablar de un país donde la bisexualidad se asume y no se cuestiona, es hablar de un lugar donde se ejerce la libertad con responsabilidad, sin ataduras y sin tabúes culturales. Quizá es un sitio donde las personas pueden verse con más honestidad a la cara, no sólo en el sentido de la orientación sexual, sino en todos los aspectos de la vida.

Al menos en México no suena sencillo que la sociedad admita esta elección como algo real, es complicado romper los esquemas tradicionales, en los que las mujeres se enamoran de hombres, verdaderos príncipes azules, dispuestos a encerrarlas en casas de muñecas, para que pasen su alegre vida planchando y viendo las telenovelas.

Por supuesto que romper los esquemas de la preferencia sexual, también implica romper con los roles de género y las imposiciones sociales que, a unos y otros grupos convienen por mera comodidad. ¿O no?

@CronicaMexicana