Mujer a la mexicana

Mujer mexicana

Dicen que ser mujer ya es complicado por sí mismo, implica lidiar con emociones, procesos biológicos y funciones específicas que nadie comprende, aunque todo el mundo asume que son naturales y hay que cargar con ellas. A todo esto la mujer mexicana tiene el doble de problemas que en otras partes del mundo.

Aunado a lo anterior, ser mexicana eleva aún más la cuesta. En este país no se respeta la vida de las mujeres, se les considera accesorios domésticos, y en ese nivel se toman en cuenta sus derechos.

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Basta con ver cómo viven la gran mayoría de las mujeres mexicanas, para entender qué tan retrograda aún es este país, y la posición en la que nos colocamos frente a países mucho más avanzados.

Las mujeres mexicanas del siglo XXI todavía siguen pensando que su misión en la vida es parir, limpiar mocos y morir, en un ciclo eterno de manipulación disfrazada de sacrificio. Mientras tanto, las suecas, las norteamericanas y las chinas, están viajando al espacio y cambiando el mundo.

Claro que no se trata de generalizar, también hay muchas mexicanas que trabajan a diario para poner al país en el mapa, en temas como la ciencia, los deportes y los derechos humanos, sin embargo, sigue dominando la herencia cultural que dice que ellas deben pasarse la vida criando niños y morirse tallando pisos.

Mujer mexicana en la sociedad actual

En México hay más de 60 millones de mujeres, de las cuales el 25% llevan el mando de sus hogares y familias, de manera independiente, sin pareja o sin la ayuda de otro proveedor.

Ser mujer mexicana es ir siempre en contra de las reglas sociales y los mandamientos culturales que aún, en pleno siglo XXI, siguen mandándolas a ellas a hacer las tareas domésticas y olvidarse de sus sueños. Claro que es difícil ir por ahí contradiciendo las estructuras establecidas, sin embargo, no hay más por hacer en un país que pretende seguir reglas medievales.

Ser mujer y ser mexicana es doblemente complicado, hay que trabajar, hacerse cargo, defenderse del resto, conservar el estándar de belleza, romper los esquemas de lo esperado y además seguir viviendo sin que parezca un enorme esfuerzo.

La posmodernidad está empoderando a las mujeres, regresándoles la posibilidad de cambiar el mundo y adaptarlo a sus propias necesidades. En ese sentido, las mexicanas van a ciegas, intentando seguir un patrón de cambio, en un país que está atrasado, que no las considera y por supuesto, sigue pensando en términos del sexo débil, el sexo fuerte y otra serie de fantásticas mentiras.

@CronicaMexicana