Los niños de Morelia, los niños de todos

Niños de Morelia

Sin importar si tenían 2, 5, 10 o 15 años, alrededor de 500 niños españoles de distintas edades abordaron el buque “Mexique” el 7 de junio de 1937, sin saber que la mayoría de ellos no regresaría a su país ni volvería a ver sus padres. Ellos eran los exiliados que más tarde serían conocidos como los niños de Morelia.

Estalló en esa época la Guerra Civil Española, un conflicto armado alimentado por Francisco Franco, dictador fascista que durante muchos años tuvo a España sumida en el caos.

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Muchos padres, al ver la situación y las pocas posibilidades de sobrevivencia, decidieron confiar ciegamente en la ayuda internacional y entregar a los más jóvenes, para que no vivieran la desgracia de la guerra. Se calcula que más de 30 mil menores salieron de España hacia distintos países, en calidad de refugiados.

Por orden del entonces presidente de México, Lázaro Cárdenas del Río, todos esos niños se integraron a un internado en la ciudad de Morelia, Michoacán, con la esperanza de que pronto pudieran ser reunidos con sus familias. Pero el destino fue más cruel, pasó el tiempo, el conflicto se alargó y sobrevino la Segunda Guerra Mundial; muchos de ellos dejaron de ser niños y se convirtieron en jóvenes desarraigados, sin dato alguno de sus familias y sin nadie que quisiera hacerse cargo de ellos.

Fue así que la sociedad los nombró «los niños de Morelia», un mote por el que fueron reconocidos, muchas veces ayudados, pero otras tantas discriminados, en una especie de amor-odio de los mexicanos hacia España y los problemas que estaba viviendo Europa en esa época.

Niños de Morelia, la acogida del pueblo mexicano

En los pasillos del Internado México-España, que hoy todavía existe y da asilo a menores en situación precaria, crecieron esos 500 niños y se hicieron adultos, muchos proyectaron grandes carreras, pusieron negocios y se volvieron mexicanos por adopción.

Al alejarse el espectro de la guerra, ya en los años 50, para la mayoría era demasiado tarde para regresar a España, el país que conocieron ya no existía y muchas familias desaparecieron por completo en los bombardeos.

Hoy, a casi un siglo de distancia de aquellos hechos, ya casi ninguno de esos “niños de Morelia” vive, la mayoría alcanzaron la vejez y murieron sin haber podido regresar a España, lugar donde por supuesto muchas historias quedaron inconclusas, y familias enteras fueron rotas por esa guerra.

Hoy en día, a estos famosos niños se les recuerda como un intento de México por tender la mano a sus hermanos españoles, un gesto ciertamente político, pero también de solidaridad que salvó la vida de muchos y les permitió tener vidas honestas, prósperas y felices, pese a las circunstancias.

Valeria Lira

@CronicaMexicana