En el oriente de la Ciudad de México, donde termina el poderío económico del sur capitalino y comienzan a verse los estragos de la marginación, la sobrepoblación y el desempleo, la delegación Iztacalco alberga uno de los tianguis de las chácharas, más emblemáticos de esta enorme orbe.
Le llaman “la Pulga” o “las Chácharas” y se ubica en la avenida Apatlaco, un calle enorme donde a diario, pero en especial los domingos y los jueves, los revendedores y los ropavejeros exhiben lo mejor de su mercancía.
Es todo un espectáculo ver lo que hay aquí para comprar, desde elotes con molleja hasta helados, zapatos usados, muñecas rotas y uno que otro sillón robado. Viendo esto uno tiene la extraña sensación de estar en el fin del mundo y frente a los vestigios de algo que se acabó.
Cuenta la leyenda que aquí llega la basura de toda la ciudad, los residuos de las colonias elegantes del sur y que a la población de este lado todavía le sirven; ropa, juguetes, películas piratas, partes de automóviles, fierros viejos, ropa de imitación, muebles, bolsas fake, aparatos electrónicos, cables, y un montón de curiosidades que ni siquiera se ven en las tiendas departamentales.
Tianguis de las chácharas en la Ciudad de México
La Ciudad de México es un museo de contrastes entre quienes tienen mucho y quienes no tienen nada, y este tipo de mercados son el encuentro de esos mundos tan diferentes. Mientras a unos cuantos kilómetros el dinero sobra y se tira a la basura, de este lado, la gente se pelea por comprar esos objetos usados que nunca podría tener a precio de tienda.
El tianguis de Iztacalco es un ícono de la zona, no solamente porque se puede encontrar casi cualquier cosa, sino porque incluso muchas personas, en especial niños y adultos mayores, encuentran aquí un ingreso seguro que les da para pasar el resto de la semana, debido a que no son sujetos de empleo en ningún lugar formal y nadie los contempla como población con necesidades urgentes.