Romeritos, pavo, pastas, mole, tamales, atole, pasteles, bacalao, ponche y mucho vino, la comida de navidad es una enorme tentación, y la temporada decembrina no hace otra cosa que engordar a los ya de por sí muy gordos mexicanos.
Un mexicano promedio aumenta hasta 5 kilos entre diciembre y enero, debido principalmente a que las celebraciones se prestan como pretexto para comer, comer y comer, comer hasta reventar y sin dejar ni una migaja en el plato.
Por otro lado, los mexicanos no se caracterizan por su disciplina, es así que cuando llegan las fiestas, lo primero que se bota son las rutinas de ejercicio y las dietas porque: “sólo se vive una vez”.
Y todo suena bien hasta que recordamos las cifras: el 70% de los mexicanos están pasados de peso y/o son obesos, algo que lejos de ser una gracia es un problema de salud pública.
Comida de navidad y la obesidad
Si ya de por sí los mexicanos no son propiamente delgados, cuando llega diciembre la cosa se agrava y parece carrera para ver quién revienta el pantalón primero, “al cabo que todavía quedan muchas tallas para llenar”.
Sólo es cuestión de observar: en estas fechas la gente come con desesperación, como si la comida pudiera salir corriendo en cualquier momento y hubiera que atraparla por la fuerza en nuestras grasosas lonjas de abdomen.
México es un país de gordos, de gente que come mucho y mal, sin orden, sin control y con ignorancia del daño que hace a su cuerpo.