Parece un alimento sencillo y común, a simple vista, y sin embargo esconde una importancia conocida por muy pocos. El amaranto es un alimento de esos que hay que conservar, preservar para el futuro y difundir entre las nuevas generaciones, por su alto valor social, nutricional e histórico.
Amaranto, alimento del futuro
Por su alta resistencia a climas extremos, y la facilidad con que puede cultivarse en terrenos secos, se considera que el amaranto podría ser uno de los alimentos que solucionen la crisis alimentaria en el mundo, y pueda representar una alternativa en el caos medioambiental.
Aún con el alto desgaste y contaminación del suelo, se ha comprobado que el amaranto podría crecer y conservar sus propiedades nutricionales, para dar de comer a millones de personas.
Actualmente, Puebla, Tlaxcala, el Estado de México, Guanajuato y Morelos, producen cerca de cinco mil toneladas anuales de esta planta.
Planta hereje
En la era prehispánica, el amaranto se consideraba una planta de extremo valor, que se utilizaba en rituales y sacrificios humanos para ofrendar a los dioses. Además, ya se conocían todas sus propiedades, y por eso mismo se daba como alimento a los guerreros.
Al llegar los españoles para la conquista de Mesoamérica, observaron todos los ritos en donde el amaranto tenía un lugar importante. Por órdenes de Hernán Cortés, esta planta fue casi exterminada por considerarla objeto de paganismo y herejía. De la misma manera, la prohibición de su consumo, debilitó a la población indígena, ayudando directamente a hacer más sencilla la dominación europea.
Amaranto en la NASA
A partir de los años 80 y hasta la fecha, la NASA comenzó a incluir el amaranto en la dieta de los astronautas, después incluso de que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), lo declarara el mejor alimento de origen vegetal para consumo humano, por su alto contenido proteínico.
Inclusive astronautas que han permanecido por meses en el espacio, ya han hecho experimentos para cultivar el amaranto en esas condiciones, con resultados favorables, que lo determinan como un elemento que podría permitir la vida humana en otros planetas.
Anticancerígeno
Además de ser altamente alimenticio y ayudar en la regulación de una dieta saludable, estudios científicos de la UNAM han demostrado que el amaranto es rico en lunasin, betoasistosterol y escualeno, proteínas que controlan la proliferación y crecimiento de células cancerígenas en el cuerpo humano.
No es casualidad que se tengan vestigios de esta planta, desde los primeros habitantes de América, hace más de cuatro mil años.
Valeria Lira