Pese a que vivimos en un mundo altamente desarrollado, con información abundante, y en donde pocas cosas se ignoran, algunas veces parece que los mexicanos no queremos avanzar y permanecemos en estados de retraso que podrían ser sorprendentes. Así sucede con el tema de los anticonceptivos.
En este país, y en casi todo el mundo, la difusión de los métodos anticonceptivos empezó a mitad del siglo XX, revolucionándose con el paso del tiempo a cosas mucho más prácticas, sencillas y de acuerdo con las necesidades de la población. Sin embargo, pese a que hoy es de lo más común usar estos elementos para no embarazarse, se calcula que más del 40% de las mujeres mexicanas con vida sexual activa, no los utiliza, aumentando con eso el riesgo de concepciones no deseadas o de adquirir enfermedades de transmisión sexual.
Más grave aún, se calcula que la mayoría de los jóvenes no utilizan algún método anticonceptivo, hasta después de un año de iniciar a tener relaciones sexuales. Quizá eso explique las enormes tasas de padres adolescentes que hay en México.
No importa qué tanto se incorpore el tema en las materias de educación básica, o que las instituciones de salud pública estén obligadas a proveer información y elementos de manera gratuita a cualquier individuo que lo solicite. Todo eso no borra la negación, con la que los mexicanos siguen viendo sus cuerpos, su naturaleza y sus instintos primarios, ante los cuales deberían estar preparados para responder.
Anticonceptivos ¿los usamos o no?
El condón es el método favorito de los mexicanos y al menos 30% de ellos admite usarlo, como el más recurrente. Aún con esa cifra, se quedan muy por debajo de otros países, ya que el consumo de este elemento no es mayor a las cinco piezas al año, por persona, mientras naciones como Alemania, Japón y Estados Unidos superan las 40.
En palabras sencillas, lo que sucede es que, pese a los avances en el resto del mundo, sobre los mexicanos todavía pesa una enorme lápida de ignorancia, que no les permite acceder a las maravillas de la modernidad, como es el caso de tener placer sexual sin riesgos y sin prejuicios.
Inclusive hay países que aceptan la masturbación, en mujeres y hombres, como un ejercicio sexual sano, satisfactorio y libre de riesgos, y lo incentivan en los jóvenes como una manera de evitarles embarazos no deseados o enfermedades. Pero en este país eso es una fantasía, pues probablemente el 98% de los mexicanos no es ni siquiera capaz de nombrar a sus genitales por el nombre correcto, le da pena. Y partiendo desde esa carencia ideológica, ya estamos bastante retrasados.
Conclusiones
Finalmente, todos los tienen, unos los ignoran, otros los utilizan, pero los instintos sexuales y sus diferentes matices, no son algo que una cultura retrograda pueda callar o desaparecer. Y para esos que no pueden ser ignorados, porque pican y duelen, la contracepción tiene un montón de soluciones al alcance de la mano.
Incluso, a nivel nacional, la Ley General de Salud obliga a los hospitales públicos de México a proveer información y métodos anticonceptivos a los adolescentes que lo solicitan, de manera gratuita, y sin necesidad de un permiso especial o de estar acompañados de un adulto.
Como dato, 70% de las mujeres mexicanas afirma saber que existe el condón femenino, sin embargo, la mayoría desconoce cómo se utiliza.
Valeria Lira