Tacañería, agarrados, codos, avaros, codiciosos o egoístas, no importa el mote con el que se denomine, la definición para esas personas siempre es la misma, son aquellos que dan lo menos posible de sí mismos, a los demás.
Los mexicanos no se caracterizan por ser especialmente tacaños, y en muchas partes del mundo se les conoce como muy generosos, incluso demasiado, comparados con países donde la gente suele ser muy fría y poco interesada en el bien de los demás.
La pregunta es: ¿de qué va esa generosidad?
No es que no haya mexicanos tacaños, todos conocemos unos cuantos que se aferran hasta al último centavo, al más pequeño pedazo de tortilla y a la última embarrada de caca en el papel, literalmente. Pero al menos, en apariencia, el mexicano suele esforzarse por dar más de lo que tiene, aunque tenga muy poco.
La llegada de las fiestas de cualquier tipo –que para eso México tiene muchas– es una manera de medir la generosidad de las personas, quiénes dan más, quiénes dan menos y quiénes se hacen de la vista gorda para no dar nada. Sobre todo en Navidad, y al final del año, socialmente la gente mide en cantidades materiales la estima de las personas, y de eso los mexicanos no son muy ajenos.
En promedio, durante las fiestas decembrinas, los mexicanos gastan 3,500 pesos en regalos; para el 10 de mayo, Día de las Madres, mil 500 pesos; y 600 pesos para el 14 de febrero.
A nivel internacional, Polonia, España y Austria son de los países que más suelen gasta en regalos, para diferentes fiestas, más del 10% de los salarios.
Es gracioso que sean los mismos países, que no se conocen por demostrar demasiado su afecto o ser muy efusivos, los que a su vez gastan más dinero en regalos. Mientras tanto, los mexicanos, que suelen ser mucho más calurosos, se quedan muy por debajo del rango gastado, para complacer a los seres queridos.
Por alguna razón, en México se dice que los más tacaños de todos son los regiomontanos, que no sueltan un peso de su bolsillo, ni siquiera para ellos mismos. Claro que es sólo una creencia popular, porque en realidad hay de todo y en todas partes.
Y mucho más allá de la cuestión frívola de los regalos, las aportaciones sociales o a la beneficencia, también hablan mucho de quién somos como nación.
Tacañería del mundo
Estados Unidos, Birmania y Nueva Zeland,a son los países donde las personas aportan más dinero a las causas sociales.
Mientras tanto, el World Giving Index, que mide la generosidad en las naciones, afirma que en México cada vez se aporta menos dinero, por lo que lo ubica en los últimos lugares del mundo; sólo 16% de los mexicanos, afirma donar dinero a alguna causa.
Verdad o no, la cifra anterior señala que, en México, sí hay muchas causas, organismos y asociaciones civiles, mismas que siguen su lucha gracias a las aportaciones de las personas. Aunque muchas hay también, que son mina de oro para sus líderes, y barril sin fondo, de riquezas que nunca llegan a los más necesitados, o sí llegan, pero son asaltadas antes.
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Valeria Lira