Flacos, gordos, arrugados, de colores, peludos, grandes, pequeños, discretos o muy escandalosos; ¿alguna vez te has metido a ver lo que hay en los aparadores de las tiendas eróticas? Así es, miembros viriles de todas variedades, están ahí esperando a que el consumidor se desinhiba y aprenda a disfrutar de lo que ofrecen las sex shops.
Entre curiosidad, pena y vergüenza, la verdad es que los mexicanos son grandes consumidores de artículos eróticos, y todos aquellos objetos que se comercializan en las llamadas sex shops. Incluso la industria de las revistas y el cine, eróticos, tienen gran auge en este país, el problema viene cuando no queremos aceptar lo que somos y lo que nos gusta.
De estos negocios, hay poco menos de 300 locales en todo el país, aunque no ha sido un mercado en crecimiento, debido a que ganan, la doble moral y la ignorancia; a diferencia de otros países, donde el consumo de artículos eróticos es más que común, incluso en personas de edad avanzada, aquí no cualquiera se siente con el valor de entrar a un establecimiento de esta clase, aunque sea solamente para curiosear.
No cabe duda que los tiempos han cambiado, y la apertura hacia este tipo de temas es mucho mayor que hace unos 20 años, sin embargo, la sociedad mexicana aún navega entre los mares de la ignorancia, se hace la que no sabe y se tapa los oídos cuando de “sus cositas” se trata.
A nivel mundial, el consumo de juguetes sexuales se considera incluso saludable, una manera de explorar los intereses y las necesidades humanas, y además, mantener la salud a cualquier edad.
Sex shops, el consumo a nivel mundial
Investigadores y empresas en el ramo, calculan que hasta el 23% de la población mundial ha usado juguetes eróticos en alguna ocasión, y esa es una industria que genera millones de dólares en ganancias. De esa enorme cantidad de personas, se sabe que el 44% de las mujeres ha tenido contacto con un vibrador.
Lo irónico es que, mientras en otros países las personas exploran y se divierten, los mexicanos siguen aferrados a su sábana de castidad, no avanzan, no evolucionan y fingen no saber, aunque sí saben.
Es muy probable que la reducida cantidad de tiendas eróticas abiertas en México, así como la negación de muchos mexicanos a mejorar de manera saludable su vida sexual, vaya en directa proporción, a temas como el aumento en los embarazos adolescentes, o una enorme epidemia de enfermedades de transmisión sexual, que incluye males como el Virus del Papiloma Humano (VPH) o el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH).
Evidentemente a los mexicanos les sirve de muy poco negar su propia naturaleza, y hablar de estos temas solamente con la almohada. ¿O no?