A SCT no le importa construir mal con tal de recibir moches — Cuenta exDirectivo de Aldesa

El 12 de julio pasado, dos personas murieron al caer en un enorme socavón sobre la carretera México-Cuernavaca, en el llamado Paso Exprés, que acababa de ser inaugurado, cuatro meses atrás, por el secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, y el presidente Enrique Peña Nieto.

Ese agujero de más de cinco metros de profundidad, se derivó de un reblandecimiento de la carpeta asfáltica, porque las tuberías que estaban abajo no soportaron el peso de la obra, el paso de los autos, la lluvia y la basura atorada.

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Aunque las autoridades de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) quieran hacer creer que fue culpa de la naturaleza, la verdad es que hubo muchas irregularidades en la construcción del Paso Exprés, y esa negligencia costó dos vidas humanas.

No es la primera vez que una obra tocada por la corrupción tiene consecuencias fatales. El 20 de diciembre del 2016 una explosión acabó casi por completo con el famoso Mercado de San Pablito, en Tultepec, Estado de México. En esa ocasión murieron casi 30 personas, y aunque nunca hubo culpables, fue evidente que no hubo vigilancia por parte de las autoridades para el manejo correcto de la pirotecnia que ahí se vendía.

En 2015, otro socavón se abrió en una carretera de Hidalgo, aunque en aquella ocasión la única víctima pudo ser rescatada.

Irónicamente, pocos días después del accidente en el Paso Exprés, un joven murió en la misma zona luego de caer en un agujero, que los mismos trabajadores dejaron destapado.

Socavón México-Cuernavaca

Estos accidentes, y muchos otros más, son muestra de que la corrupción impera en México; los funcionarios roban, hacen obras baratas y peligrosas, y cuando llegan las consecuencias simplemente se lavan las manos.

Como en todos los casos anteriores, en los que nadie dio la cara, en esta ocasión, Ruiz Esparza ha dicho que no le darán una indemnización a la familia de los afectados porque “fue culpa de la lluvia” que la carretera se abriera y se tragara un auto completo.

A los mexicanos ya ni los sorprenden las tragedias, casi siempre son culpa de la corrupción, de que alguien no hizo bien su trabajo o de que muchos encontraron su mina de oro en la licitación de una obra pública.

Dos mil millones de pesos, invertidos en el Paso Exprés, sirvieron para que tres personas murieran y de paso las constructoras, de la mano de los funcionarios de la SCT, engordaran sus cochinitos a costa del, ya de por sí muy devaluado, erario público.

@CronicaMexicana