Y a ti, ¿te decepciona tu país?

Un tema recurrente en la sobremesa de cualquier familia mexicana es la política mexicana, y más especialmente la decepción generalizada de los ciudadanos sobre las instituciones, los gobernantes y un sistema que parece inoperante. No es difícil observar que casi siempre la conclusión, a esas largas conversaciones, es la misma: en México el gobierno no tiene solución.

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Pero a todo eso, ¿de dónde será que nos viene ese pesimismo?, ¿por qué los mexicanos nos empeñamos en creer que no hay otro país posible?

Encuestas oficiales indican que, al menos la mitad de la población del país, declara que no cree en sus gobernantes. Y eso en cifras públicas, sin tomar en cuenta estudios independientes, cuyos datos podrían diferir.

La cuestión del desuso del gobierno sobre la vida de los ciudadanos, viene de lejos, prácticamente de la etapa de la conquista de México, por parte de los españoles, cuando éstos llegaron a imponer sus sistemas de organización, sin tener interés en la opinión o necesidades de los indígenas.

Es exacto lo mismo que pasa hoy, un sector de la población llamado “clase gobernante”, se aferra al poder y trabaja en él para beneficio propio, por sus intereses y los de su gente, mientras el resto de los ciudadanos sólo sirven para rendirle el tributo, o sea, pagarle impuestos, pero no para tener opinión o ser importantes, en manera alguna.

Luego los movimientos de Independencia y la Revolución, terminaron de matar el ánimo de los mexicanos por un país mejor. De ahí la famosa frase “no le hizo justicia la Revolución”, y pues no, a nadie le hizo justicia, porque lejos de lograr un país libre, cuyas instituciones fueran laicas, públicas y se rigieran a través de una Constitución soberana, el siglo XXI mató por completo la democracia, y afianzó en su lugar a los grupos políticos que hasta ahora todavía controlan el país.

Peor aún, dejamos atrás la dependencia de España para dejar pasar a Estados Unidos y China, bajo el espejismo del “libre comercio”, que en realidad fue una puñalada cobarde a la industria nacional.

Por desgracia, los últimos movimientos legítimos del siglo XX fueron reprimidos, muertos y desaparecidos por el régimen, sin que hasta este día se vislumbre alguna nueva esperanza en el panorama de la indignación nacional.

Política mexicana sinónimo de corrupción

México es uno de las naciones con más corrupción de todo el planeta, la que ha penetrado de manera incidente en las instituciones públicas, casi todas paralizadas, porque sólo funcionan a través de sobornos y cuyos trabajadores, la mayoría, roban constantemente insumos, presupuesto y todo lo que pueden, llevando agua a sus propios molinos, sin saber que están secando la cascada.

Viendo así el panorama, es natural que la opinión generalizada tienda a ser bastante negativa, respecto al futuro que le espera a México y sus ciudadanos, quienes también se han conformado con opinar en una sobremesa, y no donde sus pensamientos tengan alguna utilidad o ayuden a transformar la situación.

Valeria Lira

@CronicaMexicana