Es una mañana cualquiera en la Ciudad de México, una calle concurrida en colonia popular y un jardín de niños público hasta donde cada día acuden cientos de madres para depositar a sus hijos. Así es la maternidad en México.
De nivel socioeconómico bajo, la zona es ya por sí misma un punto donde confluyen la violencia, la pobreza y el abandono del gobierno, lo que resulta en que la gran mayoría de las mujeres que acuden a ese sito no tienen más de 20 años, carecen de estudios y tienen empleos informales o ni siquiera están trabajando.
¿Quién las mantiene?, ¿quién aporta recursos para que ellas y sus hijos coman, vistan, se eduquen y tengan bienestar?
Esta historia se repite por toda la Ciudad de México y se agudiza el problema en tanto más bajo es el estrato social de la zona en cuestión; adolescentes, casi niñas, son madres antes incluso de lograr terminar la secundaria, interrumpen su educación, se involucran en relaciones violentas y pierden con ello toda oportunidad de desarrollo.
México tiene el primer lugar en madres adolescentes a nivel mundial, más de 32 millones de ellas que ni siquiera terminaron su desarrollo sexual y ya tienen de uno a tres hijos, con todos los problemas sociales y económicos que eso implica.
¿Por qué en pleno siglo XXI las niñas mexicanas se siguen embarazando? Y sí, un poco podríamos acusar a la ignorancia por este mal, pero también existe un inmenso problema de desvalorización en todas las mujeres de este país.
Creer que no valen, que necesitan una pareja, hijos y tener una vida espantosa para encajar dentro de lo que la sociedad les dice, es lo que hace a estas mujeres parir antes de saber quiénes son o qué quieren.
Maternidad en México y políticas públicas
¿Pero qué pasaría si el gobierno mexicano, en lugar de incentivar a las madres solteras dándoles dinero, otorgara becas a quienes deciden seguir estudiando o tienen un negocio independiente?
Las mujeres son actores potenciales en todos los sectores del planeta, el problema es que en México ellas tiran sus vidas a la basura mientras se forman en la fila de la escuela o de las tortillas, pierden la oportunidad de estudiar, emplearse y tener una vida mejor solamente porque la cultura les dice que antes que seres humanos son madres, aunque no tengan ni para comer.
Claro que el problema tampoco se reduce a los sectores populares, incluso en las clases sociales elevadas las mujeres también hacen a un lado sus intereses, talentos y sueños solamente por darle gusto al sistema, se convierten en madres y se olvidan de sí mismas.
México necesita más mujeres independientes y menos mamás, muchas menos. El país necesita de ellas como miembros valiosos, inteligentes y totalmente capacitados en todos los ámbitos, y por supuesto ya no hacen falta más señoras formadas afuera de las escuelas esperando a que se les acabe la vida.