México empezó el 2019 con un desabasto de gasolina que puso de cabeza a 120 millones de habitantes, de los cuales unos 30 millones tienen un auto particular que usan para ir a la escuela y el trabajo, entre otras cosas.
Los mexicanos han vivido desabasto de agua, de luz y ahora de combustible, y tal parece que no estaban listos para ello, porque las principales ciudades del país se volvieron un completo caos, un desastre total ante la terrible dependencia de ese producto y la ausencia de alternativas para la movilidad.
Cuenta la leyenda que el gobierno cortó el abasto de gasolina para acabar con el tema de los huachicoleros, sujetos que por todo el país roban litros y litros de los ductos, para después revenderlos.
En muchas ciudades del país se paró casi por completo la vida, sin escuelas, negocios cerrados, tiendas sin surtir y millones de personas que se quedaron paradas porque no hubo combustible.
La gasolina es un recurso no renovable, y que cuesta mucho dinero y tecnología, debido a que las reservas de petróleo a nivel mundial se agotan, y hay que cavar profundamente para encontrar nuevos yacimientos.
Desabasto de gasolina y sus consecuencias
En México la principal empresa que provee gasolina es Petróleos Mexicanos (Pemex), un organismo del Estado mexicano que hace años está quebrado, debido a la corrupción de los funcionarios que ahí laboran.
No solamente no hay gasolina, la poca que existe se la roban y los recursos que ingresan se van a los bolsillos de unos cuantos; el problema es enorme, tan grande que puede verse en la incredulidad con la que los mexicanos enfrentaron esta crisis de desabasto.
¿Qué pasará el día que no haya más gasolina en México? Los mexicanos son tan dependientes de este combustible, que sería difícil pedirles que pensaran en alternativas como la bicicleta, el transporte público ecológico o los autos híbridos, que en otros países tienen gran demanda.
Además de pagar altas cuotas por multas, verificación, tenencia y gasolina, ahora los pobres mexicanos tienen que sufrir con la falta de ese valioso elemento, sin el cual no son capaces de mover un dedo.
Lo más impactante del caso es que ante el desabasto, se han dejado ver los mexicanos que quieren hacer negocio, vendiendo sus lugares en las largas filas de las gasolineras o comprando combustible por toneladas, para después venderlo a precios estratosféricos.
Con razón les pasa todo eso, seguramente les falta gasolina, pero en el cerebro…