Bebidas espirituosas del México moderno

En todos los tiempos y culturas, el alcohol ha representado el escape de los hombres, siempre símbolo de abundancia, nunca de escasez, y hasta ha cobrado su propio lugar en los relatos bíblicos. Podemos decir que pocas cosas han transgredido la historia de los siglos, y la transformación del mundo occidental hasta nuestros días, siendo el alcohol, como bebida, un sobreviviente de esos. A continuación, una lista de las bebidas mexicanas espirituosas, aquellas que, alguna vez, tuvieron significado religioso o ceremonial, y que hoy conservamos en el gusto nacional como vestigio del pasado.

Bebidas mexicanas

Pulque.

Fermentado del maguey, bebida blanca del corazón de la planta que alguna vez representó un rito religioso para los mexicas. Es, además, conocido por su alto grado alimenticio, de ahí que, en muchas comunidades indígenas, se dé de beber a los niños para fortalecerlos. Mucho tiempo, sobre todo después de la Revolución Mexicana, cuando entraron al país las trasnacionales, con sus propias bebidas alcohólicas, el pulque fue despreciado, depredado y casi desaparecido, quedando como vestigio, sólo en algunas viejas pulquerías que pululan por la Ciudad de México. Sin embargo, hoy en día, hay un nuevo auge de esta bebida consagrada al dios Mayáhuel, y comienza a tener gran popularidad entre los jóvenes, lo que ha llevado al surgimiento de nuevas pulcatas y espacios para su disfrute.

Mezcal.

Este es otro hijo de la planta del maguey pero, a diferencia del pulque, es una bebida que surge de cocer las hojas de la penca y trabajar el destilado. Hay más de 200 variedades de mezcal, del más fino al más barato, y destaca el llamado “Mezcal Pechuga” que, como su nombre lo indica, incluye pechuga de pollo y frutas para su elaboración. El mezcal es una bebida espirituosa que se remite a hace más de 400 años, en la zona sur del país, principalmente Oaxaca, aunque actualmente se produce en todo México. Se ha descubierto que las culturas prehispánicas ya usaban técnicas de destilado para producir esta bebida, y usarla en sus ritos religiosos.

Balché.

Es el famoso “Vino Maya”, un derivado de la fermentación de la corteza del árbol que lleva el mismo nombre, utilizado por los indígenas del sur de México, en ceremonias y rituales ancestrales. Actualmente se sigue produciendo, pero es muy poco conocida fuera de la zona, debido a que no tiene el mismo uso de otras bebidas, y sigue siendo visto como un elemento que forma parte de ceremonias y ritos religiosos del calendario Maya.

Tesgüino.

De origen Tarahumara, es una bebida que sigue bien arraigada en el gusto mexicano. Se hace de fermentar piloncillo y maíz, creando una masa, que luego se convierte en líquido para beber frío. Está tan bien conservada, que tiene diferentes variantes en muchos estados del país, entre ellos Jalisco, Nayarit, Chihuahua, Durango y Sonora. Aquí hay que recordar que el maíz fue siempre importante para el hombre prehispánico, e incluso formó parte del mito sobre el origen de la humanidad, que acompañó a los primeros habitantes de Mesoamérica. De ahí la importancia de esta bebida, como derivado del maíz.

Colonche.

De la lista, es quizá la bebida más desconocida. Se presume que su origen tiene miles de años y se conoce también como Nochol. Es originaria del norte del país, de estados como Zacatecas y Aguascalientes, donde los mexicas utilizaron diferentes variedades de nopal y tuna, para preparar esta bebida fermentada. Se le agregan: miel, azúcar y otras frutas, para producir un preparado de color rojo y sabor dulce.

Valeria Lira