Como marca la tradición, cada año, el 2 de febrero, las personas que fueron “honradas” con la fortuna de tener al niño Dios en su pedazo de rosca; son las encargadas de apadrinarlo y, por ende, deben de celebrarlo ofreciendo tamales el dos de febrero, día que, según la religión católica, María levantó al niño del pesebre para vestirlo y llevarlo al templo para su presentación.
Pero, ¿qué tienen que ver los tamales con Jesús? Desde tiempos remotos, los tamales siempre estuvieron presentes en las ofrendas a los dioses, sobre todo porque están hechos de maíz, que, según el libro sagrado de los mayas, Popol Vuh, los dioses lo utilizaron para crear al hombre. Además, en muchos pueblos prehispánicos, los habitantes llevan a la iglesia mazorcas, para que sean bendecidas, a fin de sembrar sus granos en el ciclo agrícola que inicia el 2 de febrero, que coincide con el undécimo día del primer mes del antiguo calendario azteca , cuando se celebraba a algunos dioses como Tláloc, Chalchiuhtlicue y Quetzalcóatl, todo esto coincidió con el día en que se presentó al Niño Jesús, ante el Templo de Jerusalén.
2 de febrero, su historia en México
En el libro de crónicas titulado “Historia general de las cosas de Nueva España”, de Fray Bernardino de Sahagún (1500-1590), explica que, para los aztecas, la gran variedad de tamales (del náhuatl tamalli), que se vendían en los mercados, y su uso en las ceremonias, como el Huey Tecuilhuitl (traducido como “Gran fiesta de los señores”), se preparaban para honrar a sus dioses.
Es de esta manera en que se mezclan las tradiciones indígenas con las españolas, y desde ese entonces se comenzó a celebrar el día de La Candelaria; en algunos estados del país, como en la Ciudad de México, las personas católicas tienen la costumbre de llevar su imagen del Niño Dios a la iglesia, para que escuchen misa, y los visten con diferentes atuendos, según el gusto del «padrino o madrina»; mientras que en otros lugares del país, solo se acostumbra a comer los tamales, ya sea en familia, en el trabajo e incluso en la escuela.
