Posada, el padre del imaginario colectivo mexicano

José Guadalupe Posada

José Guadalupe Posada nació en 1852 en la ciudad de Aguascalientes, México, desde donde transformó su quehacer artístico en un propósito que cambiaría la gráfica del país para siempre.

El siglo XIX en México, se caracterizó por ser sumamente convulso, revuelto entre la Independencia y lo que más tarde se convertiría en la Revolución. Si bien la población de la época no era especialmente educada o culta, sí poseía un interés especial por el conocimiento, y sobre todo por entender qué era lo que estaba sucediendo en el país.

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Se calcula que para aquél entonces el 80% de los mexicanos eran analfabetas, sin embargo, eso no los detenía para consumir enormes cantidades de papel en la forma de periódicos, revistas, fanzines, panfletos y todo aquello que los informara.

El grabado de Posada pasó, poco a poco, a ocupar un lugar especial en la cultura periodística de México, tomando en cuenta que la gran mayoría de la población no podía leer, pero obtenía su propia opinión con las imágenes que ilustraban las páginas impresas.

Sin televisión, con radio de alcances limitados y medios de comunicación que funcionaban de forma artesanal, el arte gráfico de centavo era un aliado perfecto para la loca vida de un país, que estaba formándose política, cultural e intelectualmente.

Conflictos, tragedias, chismes sociales, leyendas urbanas, creencias populares y sátiras políticas. El trabajo de Posada fue mucho más que arte, un retrato perfecto y honesto de la sociedad mexicana de la época, que se encaminaba a convertirse en una mucho más moderna y avanzada.

José Guadalupe Posada, legado:

Posada fue un hombre de su época, que supo perfectamente construir su propio legado y una especie de marco visual de la historia pre-moderna de los mexicanos, como en una línea de tiempo que entendemos a través de imágenes.

Por supuesto que no es lo mismo leer al México del siglo XIX en los libros de historia, narrado intelectualmente por los académicos, que leerlo en el trabajo que Posada realizó a diario, durante más de 40 años de trabajo ininterrumpido.

Tan sólo imaginar el trabajo que cada día Posada debía realizar, interpretando los sucesos más importantes de la nación y recreando el imaginario colectivo para que obreros, campesinos, mujeres, soldados, funcionarios y hasta políticos, pudieran identificarse en sus imágenes, ya nos habla de la personalidad tan compleja que tenía este sujeto, y su enorme visión para retratar el mundo desde su pequeño estudio en una ciudad de la provincia mexicana.

No ganó premios en vida, no lo nombraron en las noticias y tampoco se hizo millonario, pero pese a ello, más de un siglo y medio después, conservamos un enorme archivo gráfico del país del siglo XIX.

@CronicaMexicana