Pensar, analizar y producir intelecto en estos tiempos, pero más aún en un país ciego culturalmente como México, es una actividad revolucionaria y desafiante, de todas las corrientes contemporáneas. En prácticamente todas las ciudades de México, se ha vuelto de lo más común observar muros blancos con grandes frases escritas en letras negras, firmadas por un tal Acción Poética. Es así que, uno a uno, los transeúntes se van viendo obligados a leer y llevarse consigo reflexiones sobre la sociedad, el amor y los sueños.
Y vaya que sí, reflexionar en esta época es una actividad extraña. La velocidad que lleva la vida, la inmediatez de la información y la omnipresencia de las redes sociales, han provocado que el análisis, poco a poco, vaya quedando de lado, como si ya no fuera necesario.
En 1996, el poeta y activista Armando Alanís, empezó el movimiento Acción Poética, en la ciudad de Monterrey, con el objetivo de difundir el interés en la literatura, la poesía y la libre expresión, en especial en los jóvenes mexicanos que suelen carecer de espacios para ello.
Acción Poética nació en las calles, porque su objetivo inicial es irrumpir, ser intruso en la vida de los habitantes, que alteran su marcha diaria para detenerse y leer, no como una costumbre sino como un descubrimiento feliz, en medio de la monotonía urbana.
El propio Alanís reconoce que su iniciativa, que en un inicio parecía ser sólo local, ha trascendido fronteras; acciones similares se han replicado en 150 ciudades de México y más de 30 países distintos, dándole voz a artistas visuales y poetas de todas las nacionalidades y rangos.
Además, la proliferación de las redes sociales ha dado un nuevo auge al movimiento, ya que constantemente se comparten imágenes de Acción Poética, que llegan a todos los rincones del planeta y estimulan el interés de los usuarios en la poesía.
Acción poética, el arte urbano
Vale la pena apreciar el valor de este tipo de intervenciones urbanas, no sólo desde el punto de vista de lo que se considera vandalismo, sino como un intento ciudadano de recuperar la posesión de las calles, la mirada pública y el paisaje, cosas que, poco a poco, se han ido privatizando, siendo vendidas a partidos políticos, marcas comerciales u organizadores de conciertos populares, que no tienen interés en la contaminación visual, de la que cada día son víctimas los habitantes de las grandes ciudades.
Acción Poética también es la recuperación de la libertad de expresión, la que últimamente se ha visto coartada por los supuestos beneficios que otorgan los medios de comunicación, y el acceso a dispositivos inteligentes; vivimos un mundo en el que la libertad de expresión está trillada, sobrevendida y carece de contenidos.
Vale la pena detenerse a leer, preguntarse, recordar y relacionar, porque a fin de cuentas, de eso se trata la literatura, y es el objetivo con el que un mexicano de a pie creó esta iniciativa, y nos sacó a todos del aburrimiento.
Valeria Lira
