El bolillo, el extraño compañero de la comida mexicana

El bolillo

El bolillo puede ser similar a otros panes usados en Norteamérica o en Europa, pero cualquiera que haya vivido en México puede asegurar que en ningún lugar del mundo esta especie de pan tendrá más usos que en este país.

¿Cuántas cosas puedes meter en un bolillo? Nada más empezando con que puedes hacer una torta de cualquier cosa, desde las clásicas de jamón con queso, salchicha, huevo, frijoles, pollo, bistec o pierna, hasta cosas mucho más elaboradas como las que llevan milanesa con 4 huevos, 2 toneladas de queso de puerco y medio kilo de chiles jalapeños para acompañar.

El bolillo y su versatilidad

El bolillo es el pan más versátil de la gastronomía mexicana, lo mismo en tortas que en molletes, gratinado o hundido hasta el fondo de un delicioso caldo. Y ni qué decir de quienes se lo comen con mantequilla y azúcar como el postre más perfecto de la faz de la Tierra.

También está la famosa “Guajolota”, un clásico de la comida chilanga que nació en los puestos de tamales para llenar el estómago de los Godínez que buscan desayunos rápidos, baratos y que den para aguantar la mañana. Se trata precisamente de un bolillo en el que, sin más, se inserta un tamal calientito para hacer una deliciosa torta de tamal y ya.

Otra variante son las tortas de chilaquiles, tan simples como meter ese delicioso platillo en un bolillo y entrarle con todo.
La Ciudad de México es testigo mudo de toda clase de mutantes que se hacen llamar tortas. Y es que entre la vida agitada y la economía apretada, los chilangos tienen que echar mano de su ingenio para poder comer.

El bolillo en la calle

Es así que las tortas gigantes, preparadas en casi cada esquina dentro de puestos de lámina, se han convertido en una parada casi obligada para los transeúntes de esta enorme ciudad.

Aquí hay una gran cantidad de especies de tortas, con todas las combinaciones de comida posibles y cuyos tamaños puedes llegar a ser verdaderamente monstruosos en comparación a sus módicos precios.

Ya más hacia el Occidente de México está Jalisco, un estado famoso por sus “tortas ahogadas” que, literalmente, son tortas de carne que se ahogan en un caldo picante y caliente.

A final de cuentas el bolillo es como una especie de comodín, pues queda bien en casi todos los menús, cabe en todos los presupuestos y siempre mitiga el hambre.

De última si no tienes con qué llenarlo, te lo comes solo y ya está. ¿O no?

@CrónicaMexicana