Las fábricas de dulces, más tradicionales de México

En el alma de cada ser que se dice mexicano, habita un pequeño niño obeso, cuyo corazón se alegra con tan sólo escuchar la envoltura de algún caramelo, y sentir en las muelas los restos del azúcar pegada. Sí, todos soñamos alguna vez con conocer las fábricas de dulces de Willy Wonka, sin saber que aquí en México existen verdaderos paraísos de azúcar, para hacernos sentir niños de nuevo.

Fábricas de dulces famosas

A continuación, una lista de las fábricas, que durante décadas han alimentado la alegría de generaciones de mexicanos.

La Giralda

De Chilangolandia al mundo. Esta fábrica abrió sus puertas en 1926, iniciando en sus primeros años como un pequeño negocio familiar que cobró fama por la originalidad y sabor de sus productos.

Como si se hubiera convertido en un símbolo de la ciudad y sus habitantes, la fábrica permaneció durante décadas en la calle de Chimalpopoca, en la colonia Obrera, hasta donde acudían cientos de personas en busca de chicles, chocolates, colaciones, paletas y remedios contra el antojo.

En el terremoto de 1985, La Giralda perdió su edificio, por lo que sus instalaciones se trasladaron hasta la Calzada de La Viga, donde permanece todavía.

Cualquiera que haya caminado por ahí, sabe que, a por lo menos tres cuadras a la redonda, se puede oler el caramelo que se cocina en la fábrica.

La Estrella

No hay nada más michoacano que un ate de Morelia. La Ciudad de la Cantera Rosa, vio nacer la famosa fábrica de dulces La Estrella, en 1935, luego de una larga tradición en la preparación de postres y jaleas, heredados de la época de la Colonia.

Nadie que sea buen turista, pasa por Morelia sin probar un ate, un dulce de fruta y azúcar único en el planeta, que vale la pena en calorías, por su sabor alucinante. La verdad, siempre que comes quieres más.

La Estrella no es una empresa pequeña, pues su planta principal alberga una gran cantidad de empleados, y distribuye productos a todo México y el extranjero, incluidas grandes cadenas comerciales y supermercados.

Costanzo

Lo más clásico, si no vives en San Luis Potosí, es que todos los que pasen por esa ciudad adquieran algún dulce Costanzo, para llevar hasta su casa. Si no te ha pasado, entonces deberías averiguar al respecto.

Poco vistos, pero sumamente valorados, los caramelos y chocolates de esta marca pertenecen a una de las fábricas más tradicionales del país, fundada en 1930, como un negocio casero y que hoy todavía está en expansión.

Tal vez la calidad de sus productos radica en que, como pocas, esta marca ha permanecido ajena a la introducción de sabores artificiales o insumos económicos, ante la difícil situación del mercado nacional.

Dulces Miguelito

Este es un clásico de la infancia mexicana, porque hay una edad en la que nada vale más, que comerte un “miguelito” en el recreo.

Esta marca nació en los años 70, en la Ciudad de México, y fue resultado de la creatividad de su dueño, quien quiso inventar una golosina, a partir de frutas y sabores naturales, y así fue como puso en la mesa mexicana el famoso chamoy, una salsa versátil, que lo mismo acompaña como botana, que en una comida gourmet.

Hoy en día, muchas son las marcas, pero Miguelito sigue en el corazón y en el estómago de millones de mexicanos.

Valeria Lira

@CronicaMexicana