Alternativas ecológicas para el transporte público

Uno de los grandes problemas que enfrenta el rápido crecimiento de las ciudades en México, es la contaminación, que crece al mismo tiempo que se agotan las alternativas habitacionales, de transporte ecológico público y de eliminación de desechos. Es como una gran bola de porquería, que crece a un ritmo impresionante y no tarda en alcanzarnos a todos.

Debido a esta problemática, se han tenido que desarrollar tecnologías que den respuesta a la escasez de recursos naturales, frente a la creciente demanda de alternativas, para seguir haciendo posible la vida como la conocemos.

Un punto álgido en este tema es el transporte público. Para las grandes orbes, es siempre un problema lograr que las vías de movimiento sean eficientes, limpias, económicas y cómodas, pues a grandes distancias y enormes volúmenes de gente, los caminos de acceso deben ser funcionales.

La imagen más clásica de la Ciudad de México es su ineficiente y sucio transporte público. Hordas gigantes de personas trepadas en camiones viejos, que escupen humo como dragones apestosos, en un ambiente lleno de ruido y basura.

Algo que pocos saben es que el Metro de Monterrey, que da servicio a 400 mil personas diariamente, funciona desde hace diez años con biogás, un combustible generado con gases del basurero de la ciudad y que, de otro modo, irían directo a parar a la atmósfera, alimentando así el calentamiento global.

Apenas en 2015, en esta misma ciudad se inauguró el transporte conocido como Ecovía, calificado por organismos internacionales como el más ecológico del país. Se trata de un autobús, movido por gas natural comprimido, que está pensado para llevar a los ciudadanos de una manera cómoda, rápida y en poco tiempo.

Transporte ecológico en la CDMX

La Ciudad de México también está implementando programas para transformar el transporte, en una opción más verde. Recientemente se destinó una partida presupuestal, para que los taxis viejos se cambiaran por vehículos eléctricos, reduciendo así los costos en combustible, y las emisiones contaminantes al ambiente.

Sin embargo, ésta parece una carrera con todo en contra, ha ganado la demografía y el capitalismo, que privilegia el dinero por sobre la calidad de vida de los habitantes.

Y aunque la situación pareciera insostenible por momentos, siempre cabe uno más en el pesero, y alcanza la luz para otro viaje del Metro.

El «Índice de Tráfico 2016» calificó a la Ciudad de México como la más congestionada del planeta, donde las personas pasan dos semanas al año, inmersas en el tráfico y el transporte público.

Valeria Lira

@CronicaMexicana