Con todo el tema del Coronavirus y el aislamiento al que los mexicanos se están viendo sometidos por el bien de su salud, un paradigma interesante por fin empieza a romperse, el home office.
Pese a que el trabajo desde casa o home office ya es de lo más común en otros países, en México hasta antes de esta crisis había sido un tema difícil para la mayoría de las empresas y sobre todo para aquellas que son dirigidas por boomers, personas de más de 50 que fueron formadas bajo el principio de que ir a trabajar es pasar por un checador, cumplir un horario estricto y ser todo un Godínez.
Esa gente no cree aún en los beneficios de mandar a los empleados a trabajar a casa, ventajas como ahorrarse el mantenimiento de grandes instalaciones e incluso poder exigir verdaderos resultados a quienes tienen el privilegio de laborar en pijama y desde sus camas, a diferencia de quienes cumplen un horario en la oficina y hacen lo menos que pueden.
Home office en AL
A nivel América Latina sólo el 14% de las empresas permite a sus empleados trabajar de forma remota sin obligarlos a ir a una oficina, mientras el resto aún se debate entre si debe confiarles el gestionar sus propias cargas laborales o es mejor controlarlos a todos en un sólo espacio.
Si sólo en la Ciudad de México salen a trabajar más de 20 millones de personas cada día, el hecho de lograr que la mayoría no tuviera que desplazarse bajaría en automático la contaminación, el tránsito y el caos clásico de esta enorme orbe. Esto es tal como está sucediendo durante esta contingencia de Coronavirus, en la que una buena parte de la población empleada se está quedando a trabajar desde casa y gracias a eso la ciudad luce distinta, más despejada y limpia.
Este es el momento en el que el grueso empresarial de este país tendrá que considerar seriamente la idea de mandar a sus empleados a casa de manera definitiva, pues incluso la crisis económica que está empezando limitará en mucho lo que las empresas tendrán para invertir y seguir funcionando.
@CrónicaMexicana