Si bien el ser humano aun está lejos de tener sobre sus manos la vida y la muerte, con la evolución se ha acercado bastante a ser una especie de Dios, que controla casi todas las cosas a su alrededor. Hace unos 60 años, nadie hubiera pensado que importantes órganos como el corazón, las córneas o la piel, eran posibles sujetos de trasplante para enfermos. Sin embargo, la donación de órganos es un factor que en la actualidad está salvando a miles de personas en todo el planeta, y que por sí misma desafía las leyes naturales, ya que representa una especie de resistencia contra el ciclo de la vida.
Fue en 1954, cuando médicos norteamericanos hicieron el primer trasplante de la historia, pasando un riñón de una persona a otra.
Y ya en 1963, en el Centro Médico Nacional Siglo XXI, de la Ciudad de México, se hizo el primer trasplante en la historia del país, lo que dio paso a que, en las siguientes décadas, se apostara mucho por la investigación en este sentido, logrando a la fecha más de 40 mil cirugías de trasplante de riñón, corazón, córnea, hígado y páncreas.
Claro que una cosa es la ciencia y otra cosa la sociedad. Por alguna razón, en el país la cultura de la donación es todavía un tema difícil, no muchas personas lo saben, y las que saben temen hablarlo, porque piensan que es una sentencia de muerte.
Donación en México, una cultura en la que debemos trabajar
México ocupa el 45° lugar en donación de órganos, al tiempo que más de 20 mil personas, según reporta el Centro Nacional de Trasplantes, hoy en día esperan uno para poder seguir viviendo. Se sabe que hasta el 80% de quienes necesitan un órgano, morirán sin recibirlo, pues pueden pasar hasta diez años antes de que aparezca un donador.
El sistema de donación de órganos es tan complejo y tan importante para la sociedad mexicana, que hay una red de más de 400 hospitales que realizan trasplantes, en todos los niveles de seguridad social, para que cualquiera que lo necesite pueda tener acceso.
Dicen muchas personas que el trasplante de órganos por muerte, es alargar la vida del donante a través de los receptores, pero más que nada la donación es un acto de solidaridad entre humanos, al tiempo que se le da utilidad a algo que, de otro modo, será simplemente desperdicio.
Pensar en donar órganos es difícil porque todos quieren vivir, nadie espera encontrarse con una muerte cerebral a la vuelta de la esquina, sin embargo la realidad es que nadie sabe cuánto tiempo le queda de vida, así como nadie está libre de necesitar un órgano en algún momento.
Valeria Lira