Ser madre mexicana es sinónimo de muerte

Más allá de homenajes y celebraciones, si bien en México se rinde culto como en ningún otro país a las madres, la realidad es que ésta es una de las naciones de América Latina, en las que más se violan los derechos de las féminas, sobre todo en cuanto a salud. Así no sorprende que la mortalidad materna sea alta en México.

Resulta inexplicable que tantos avances, tecnología y recursos no sean suficientes para que México sea capaz de salvar la vida de sus mujeres, quienes sufren malos tratos, poco acceso a tratamientos médicos, discriminación, abusos y, en los peores casos la muerte, sólo porque carecen de recursos, y quienes operan la salud pública prefieren ver a la población como un triste ganado, en la antesala del matadero.

La llamada «violencia obstétrica» no es otra cosa que el bloqueo a los derechos de salud y reproductivos de las mujeres, algo que en México es mucho más común de lo que parece, y empieza cuando el sistema limita el acceso a la información y a la salud.

Mortalidad materna, las estadísticas mexicanas.

Dicen las cifras que actualmente mueren 50 mujeres mexicanas por cada 100 mil bebés nacidos, a consecuencia de complicaciones relacionadas con el embarazo, parto y postparto. Y se sabe que más del 80% de estos fallecimientos, se podrían evitar con atención oportuna y adecuada.

Por otra parte, se sabe que las muertes maternas y la violencia obstétrica, están directamente relacionadas con las condiciones de pobreza, pues la gran mayoría de las víctimas son, en principio, mujeres indígenas que habitan en comunidades alejadas, donde no hay recursos ni materiales médicos básicos, seguido de las que viven en zonas rurales, populares y estados de menores recursos, como es Guerrero, que ostenta el primer lugar nacional en muertes maternas.

Y luego siguen las que son madres jóvenes, menores de 20 años que en gran parte viven embarazos no esperados, sin atención médica adecuada y con la recriminación “doblemoralina” de toda la sociedad, incluidos muchos médicos y personal de salud.

El camino por recorrer

Es difícil creer que en pleno siglo XXI, muchas mexicanas mueran por cuestiones tan absurdas como una infección o un sangrado, porque el hospital donde se atienden no cuenta con los insumos básicos. Y ni qué decir del manejo del dolor, algo que, sobre todo a las mujeres, se les obliga a vivir como algo natural, consecuencia de pertenecer a ese género, que sólo nació para sufrir y vivir su feminidad con resignación y vergüenza.

No hay ningún método que seguir, para combatir la violencia obstétrica o la muerte materna, sólo la educación, la concientización de las mujeres sobre los derechos que de su cuerpo tienen, y la exigencia a los sistemas de salud de hacer algo más, para salvar a quienes dan vida, sin importar las circunstancias o el costo.

Valeria Lira

@CronicaMexicana