Difícilmente podemos hablar hoy de buenos ejemplos en el cine de terror occidental, y menos aún en el cine mexicano. Por desgracia, hace varios años que no surge nada relevante en este género, y lo que se produce es sólo repetición de lo que ya conocemos. Este por supuesto no es el caso de Carlos Enrique Taboada.
Fórmulas comerciales, sustos probados, las mismas historias, no hay nada nuevo bajo el sol. Es por eso que algunas veces volver a los clásicos vale la pena.
Carlos Enrique Taboada, nacido en la Ciudad de México en 1927, es uno de los grandes pilares del cine de terror mexicano.
Su trabajo fue como escritor y director de cine, donde comenzó a destacar en los años 50, siempre con una tendencia hacia temáticas oscuras, vampiros, brujas, fantasmas, posesiones infernales y almas en pena.
Por otro lado, hubo ciertas cintas en las que se desvió hacia el tema del suspenso, thrillers de intriga que también le valieron salas llenas, y el aplauso de la crítica cinematográfica.
Sin embargo, una serie de cuatro macabras películas fue lo que lo sembró para siempre, en la historia del cine nacional.
Taboada, legado
Entre los 60 y los 80, Taboada produjo “Hasta el viento tiene miedo”, “El libro de piedra”, “Más negro que la noche” y “Veneno para las hadas”, cuatro cintas de las más taquilleras que ha tenido el cine de terror mexicano, y que causaron polémica por pertenecer al género gótico, algo novedoso en ese entonces, para la filmografía nacional.
Se sabe que la crítica no fue tan bondadosa con las primeras tres, como sí lo fue con la última, lo que en palabras del propio Taboada, se debió a su propia inventiva para crear efectos hechizos, y un ambiente completamente construido desde su propia mente.
Sin embargo, pese al éxito de “Veneno para las hadas”, el mismo Taboada reconoció en muchas entrevistas, que no resultó del todo como estaba planeada, debido a que nunca hubo dinero suficiente para los avances técnicos que se hubieran requerido.
Fue prácticamente al final de su carrera, que este creativo mexicano fue reconocido como alguien trascendente en el mundo del séptimo arte, pues sobre todo rompió esquemas y se dedicó a intentar, lo que casi nadie había hecho en ese entonces en México.
En la actualidad, y quizá ahora más que nunca, la filmografía de Taboada es considerada como cine de culto, parada obligada y repetida, por todo aquel que se dice amante del terror y, por supuesto, reconocida como un hito que no ha podido repetirse.
Valeria Lira