El verbo Dominguear viene de una costumbre un poco “Godín”, de pasar el domingo de manera relajada, en atuendos diferentes y en lugares a los que normalmente no se va, como para aprovechar el día antes de regresar a la rutina de los lunes, el tráfico, el trabajo, la ropa formal, despertar, trabajar, regresar, dormir, despertar, etcétera.
Dominguear, el rito en el día del Señor
Aunque el uso de la palabra se extiende bastante, la verdad es que a quienes les acomoda mejor es a los chilangos, quienes para paliar la rutina aplastante de la gran ciudad, han inventado hasta lugares específicos para hacer eso que llaman “dominguear”. Y es que, si hay algo que rescatar, es precisamente que en la Ciudad de México, a diferencia de los demás estados, el domingo no es precisamente un día de guardar, sino todo lo contrario; principalmente las tiendas y los restaurantes ven en ese día una oportunidad netamente comercial.
Los parques
Esta opción es un clásico familiar de los domingos en Chilangolandia. Sobre todo si hay niños involucrados, los parques que tiene la Ciudad de México son una opción práctica y económica para pasar el día. Chapultepec, el Parque Hundido, el Parque México, el Parque de los Venados, el Parque de los Coyotes, la Alameda Central, los Viveros de Coyoacán o los Dinamos. Son sólo algunas opciones de cientos que existen en esta ciudad, y prácticamente todas son gratis, llenas de naturaleza y cosas por descubrir.
Y en este caso, nunca falta quien, para ahorrar todavía más, carga con su torta de frijol y sus huevos cocidos, por si el hambre arrecia.
Para deportistas
El domingo también es un día para pasear la bici. Hasta el Metro de la Ciudad de México se pone guapo, y deja pasar los vehículos de dos llantas, coincidiendo con el programa «Muévete en Bici», que abre una ruta desde el sur de la ciudad hasta Chapultepec. Es una oportunidad para dar una vista distinta a las calles de la capital, y ejercitar un poco el entumido asiento Godín que todos llevamos detrás.
Entretenimiento intelectualoide
Sí, la CDMX también tiene opciones para dominguear, si lo que se quiere es aprender o cultivar la mente.
La Biblioteca Vasconcelos, por ejemplo, tiene horario corrido los domingos, con lecturas, conciertos y talleres para todas las edades. Ubicada junto a la vieja Estación de Ferrocarriles Buenavista, este edificio que alguna vez fue un elefante blanco del GDF, hoy es un espacio abierto al crecimiento intelectual de todos los chilangos.
Otra opción para expandir los horizontes es la Cineteca Nacional. Si bien hoy día le llueven críticas por su perfil cada vez más comercial, todavía es una buena opción para ver un cine diferente, alejado de otras opciones más concurridas y a un precio accesible. Destacan los ciclos de cine y las proyecciones al aire libre.
También los museos tienen un lugar especial los domingos. El Museo Soumaya, el Castillo de Chapultepec, el Templo Mayor, el Museo del Estanquillo, el Museo de Antropología o el Museo Nacional de Arte (MUNAL), son sólo algunos de una larga lista de sitios que abren sus puertas los domingos y, además, son gratuitos. Así que no hay pretexto.
Un domingo más comercial
También hay a quien le gusta pasar el último día de la semana en sitios más concurridos, del tipo malls o centros comerciales, que lo mismo abren en domingo, en 1° de enero o cualquier otro día del año.
Lo más clásico de un domingo en la Ciudad de México, son las familias abrumadas que abarrotan los supermercados buscando jamón y papel de baño, mientras los niños lloran y los padres ven su día de descanso irse volando por las ventanas.
Valeria Lira