En todas partes siempre se habla mucho sobre heredar un mundo próspero a las nuevas generaciones, que son el futuro, la esperanza de un país mejor y una sarta de mentiras marca diablo, de esas que nunca se han cumplido ni se cumplirán, pero se repiten como si fueran ley. Así las tribus urbanas van en constante cambio conforme pasan los años.
Y así, un error del tamaño de poner el futuro en manos de las nuevas generaciones, lleva también a una enorme reflexión sobre lo que se está haciendo o no, para que quienes vienen, puedan tomar la estafeta.
Los mexicanos somos muy dados a etiquetar, nos encanta clasificar, dividir y nombrar, como una manera de entender el mundo.
Tribus urbanas del siglo XXI
A continuación una lista sobre cómo vemos a las generaciones nacientes y de ahí, lo que esperamos de ellas.
Millennials
Hoy tienen entre 20 y 35 años. Se trata de una generación que creció a la par de la tecnología y frente a sus ojos vio la transformación del mundo análogo en digital.
En México, los Millennials son más de 46 millones de personas, que hoy están en el momento más productivo de sus vidas y representan la mayor fuerza económica, laboral y consumidora del país.
Se caracterizan porque, a pesar de que vivieron en un mundo más sencillo y tuvieron acceso a muchas herramientas, la realidad es que no pudieron hacer nada con ellas, y a su avanzada edad, es muy probable que sigan viviendo con sus padres y dependiendo económicamente, bajo el argumento de no encontrar ninguna profesión que les satisfaga por completo.
Hipsters
Quizá es una moda pasajera, un montón de adolescentes jóvenes que, eventualmente, madurarán y adquirirán personalidades propias. Su principal característica es la pasión por la nostalgia; gracias a ellos muchas modas han vuelto: las cámaras análogas, las bicicletas, el cine de arte, las máquinas de escribir, y hasta los parches en los sacos.
Se les acusa de ser una plaga que invade las escuelas de arte, las bibliotecas y las ciclovías, para seguir una moda que, dicen, tarde o temprano pasará, y que no les dejará ni carreras, ni dinero, ni vocaciones verdaderas, por ninguno de los gustos que hoy ostentan.
Algo muy característico de los hipsters es que, al menos la gran mayoría, creen que tienen la verdad en sus manos y resuelven el mundo en posts de Facebook. Ya la gente no lee a Aristóteles, no analiza las noticias de los periódicos, ni escucha las predicciones económicas, le basta con oír a un hipster para tener el mundo claro. ¡Sí, cómo no!
Los mirreyes
Esta subespecie social es la representación urbana de las altas esferas. Aquí se agrupan todos los conocidos como juniors, adultos jóvenes de buena posición económica, que son un derroche andante.
Autos, viajes, marcas, mujeres, excesos y papás en la boca; son una caricatura viviente del fresa mexicano promedio y, también, un poco del wanna be, porque dicen por ahí que «me digas de qué presumes y te diré de qué careces».
Los mirreyes y sus secuaces no se caracterizan por poseer un gran bagaje cultural y menos aún por sus altos grados de estudios, pero sí por sus enormes grados de prepotencia, que los han vuelto protagonistas –en más de una ocasión– de vídeo escándalos y altercados en redes sociales.
Los chacas
Viajando hasta otro extremo social, se encuentran los llamados chacas. Se trata de jóvenes de menos de 25 años, generalmente provenientes de ambientes sociales poco favorecidos, con niveles de educación bajos o prácticamente nulos, que son señalados por imitar una forma de vestir al estilo chicano: los pantalones aguados, playeras enormes, mucho gel en el cabello y tenis con calcetas largas.
Mucho se dice que son personas agresivas o incluso peligrosas, sin embargo la realidad es que, en este caso, la marginación está prácticamente aceptada, y las bromas crueles parecen un juego que no toma en cuenta las condiciones sociales.
Muchos de los conocidos como chacas son adictos a las drogas, mientras en el caso de las mujeres, lo normal es que se embaracen antes de los 15 años y sin siquiera terminar la secundaria.
Los chacas son la evolución de lo que mucho tiempo fueron los cholos, habitantes de colonias populares, que se dedicaban al crimen y el vicio, al no encontrar oportunidades de vida.
Claro que las nuevas generaciones de mexicanos no se resumen en cuatro clasificaciones, pero el conocer este tipo de etiquetas, socialmente aceptadas, sí da una idea del panorama que le espera al país en unos 15 o 20 años, llevado de la mano por adultos dependientes, sin vocación, sin oportunidad y sin futuro propio.
Valeria Lira