La moda de los derechos animales

Los mexicanos están muy acostumbrados a seguir modas, no sólo en el sentido comercial, sino hasta ideológicamente. Suele suceder que hay temas o asuntos que de pronto se colocan en los titulares, y durante un buen rato son lo que hoy podrían llamarse trending topics; todo mundo habla de eso, surgen grupos de debate, conferencias, películas, exposiciones y hasta memorabilia al respecto. Y luego, sin más, se olvidan ante la aparición de un tema nuevo. Puede ser el caso de los derechos de los animales.

Hace no más de diez años, surgió con mucha fuerza el tema de los derechos animales en México. Como si pagaran por ello, empezaron a surgir grupos defensores, asociaciones protectoras, refugios, y toda clase de personas que se manifestaban en supuesta defensa del derecho animal.

Revisando el panorama, la verdad es que antes de este auge en México, existía nula preocupación por el tema y el maltrato; la explotación y abandono de animales estaban prácticamente aceptados por la sociedad, al no existir ni siquiera una legislación que les otorgara alguna garantía de vida.

Los animales, la ternura y la lástima son temas que atraen a más de un ocioso, y es así que el movimiento animalista en México, apareció como una moda que atrajo hordas enteras de gente que no tenía nada que hacer. El resultado hoy en día, son muchos acumuladores de animales, asociaciones civiles que no sirven para nada y el descrédito del movimiento ante la sociedad.

No hay un número determinado de asociaciones protectoras de animales en México, ya que unas funcionan con un registro y muchas otras lo hacen sin conocimiento del gobierno, ya sea porque no les interesa figurar, o porque tienen otros fines ocultos.

Derechos de los animales, las legislaciones a favor

No todo es negativo en este sentido. Gracias a al movimiento, fugaz o no, se lograron cosas como la Ley de Protección a los Animales del Distrito Federal, y el repudio de gran parte de la sociedad hacia actos como las corridas de toros, las peleas de gallos y la explotación animal por el comercio.

Y claro que, frente al progreso, siempre hay detractores. Muchos ciudadanos pugnan porque la sociedad ahora esté más preocupada por la vida de perros y gatos, que por la de los niños que vagan por las calles, o que son explotados laboral o sexualmente.

Es obvio que la sociedad tiene muchas aristas, pero la filantropía nunca es tema que le venga mal.

Las estadísticas afirman que, de los 90’s a la actualidad, el número de organizaciones civiles en México han venido disminuyendo dramáticamente, en gran parte porque, como se mencionaba antes, los movimientos sociales están desprestigiados y la gente no confía en causas que pasan de moda, mucho menos aporta recursos o tiempo.

La realidad es que, moda o no, el movimiento animalista sí puso el ojo en algo que siempre existió, pero la sociedad mexicana siempre trató de ignorar, y es que los animales tienen derechos, por el hecho de existir, y merecen ser respetados y protegidos por la sociedad y por la ley. Partiendo de ese principio es que podría hablarse, como muchos quieren, de una sociedad más humana, con todos sus miembros, y no sólo con los que están en boga.

 Valeria Lira

@CronicaMexicana