La experiencia del temazcal

Del náhuatl temazcalli, el temazcal es literalmente una casa hecha para sudar. De origen prehispánico y difundido ampliamente por todas las culturas latinoamericanas, en sus diferentes versiones, se trata esencialmente de un método de sanación física y espiritual.

Puede sonar hipster, fresa y hasta como comercial turístico para norteamericanos, pero el temazcal es mucho más que una moda y un atractivo para extranjeros, es una herencia de los antiguos mexicanos que debería conservarse y transmitirse. No es tecnología, ni avances médicos de última generación, sino sabiduría antigua, aplicada a los problemas de los hombres modernos.

Dicen los que saben, que vivir el temazcal significa una limpieza espiritual, en la que el cuerpo y el alma expulsan los males que han adquirido en la vida mundana. Todo es bajo la premisa de que las enfermedades son espíritus malignos, que invaden el cuerpo con sus malos humores, y ante los cuales, quien dirija el temazcal habrá de luchar.

Esta técnica se lleva a cabo, según sus respectivas variaciones por región, en un cuarto cerrado donde se calientan piedras, que emiten vapor durante algunas horas, haciendo a los asistentes sudar hasta el cansancio, al tiempo que se emiten cantos prehispánicos y se queman hierbas curativas.

Incluso, en los temazcales más tradicionales y apegados al ritual indígena, se utilizan hongos alucinógenos y otro tipo de drogas naturales, para que la experiencia sea mucho más intensa y reveladora.

Temazcal y la salud espiritual

Se define a esta práctica como un volver a nacer, en el que las personas aseguran vaciar completamente su interior, y salir renovadas al mundo, como en un renacimiento simbólico.

Dicen que esta es una de las cosas que uno no puede dejar de hacer, al menos una vez en la vida, sobre todo en momentos donde hay niebla mental, las cosas parecen difíciles o el cuerpo decae ante alguna enfermedad.

Prácticamente, cada región del país tiene una versión diferente de temazcal, según las tradiciones mayas, huicholes, mexicas, tarahumaras, nahuas, purépechas, mixtecas y otras, tantas como variadas raíces prehispánicas existen en el país.

Al final de cuentas la propuesta es liberarse, dejar ir cargas, complejos y cuanta tontería espiritual impone la agitada modernidad, en la que hoy viven la mayoría de las personas.

Y aún con todos los beneficios, cuenta una leyenda urbana que más de uno se ha ido a morir allá adentro, ya sea por asfixia, deshidratación, o porque se le pasaron las drogas, durante esta famosa ceremonia.

Reunión de los espíritus, chamanismo, invento new age o folclorismo, como quiera ser nombrado, el temazcal es un sistema de saneamiento, que recuerda que las enfermedades empiezan en el alma y luego se traducen al cuerpo, y no al revés.

Valeria Lira

@CronicaMexicana