Sí, el amor no solamente es una sensación bonita de mariposas en el estómago y nubes en la cabeza, también implica sentimientos malos, egoísmo, odio y mucho miedo.
Más de uno cree que sentir celos es sentir amor. Y sí, en cierto sentido, pero también puede traducirse en una enfermedad mental, cuando las bases emocionales del celoso están mal cimentadas.
La celotipia es la enfermedad del amor mal enfocado, que afecta al menos al 1% de la población mexicana, hombres y mujeres por igual y, que de no tratarse, suele poner en peligro la vida de quien la padece y de sus parejas.
Todos hemos conocido a alguien, tenido una pareja, o tendiente a ser así, en algún momento, pero el problema se vuelve grave, cuando trasciende los espacios, la vida personal, y trastorna el día a día, y por supuesto la convivencia.
Un celoso enfermo es el ejemplo perfecto de la llamada “novia psicópata”, una especie de pareja acosadora, que siempre sospecha, espía las conversaciones, las llamadas, las redes sociales, investiga y suele encontrar lo que busca, aunque la mayoría de las veces son cosas que sólo están su cabeza.
Y ahora, con el uso del teléfono celular, este tipo de paranoia ha venido en aumento, pues todo lo que se publica en Internet, es nuevo pretexto para sospechar y celar.
Amor, cuando el querer mata
Los encabezados se repiten: “mató por amor”, “estaba enfermo de celos”, “no pudo con los cuernos”. Hay algo malo en los mexicanos que los hace pensar, constantemente, que amar es ser dueño, y da el derecho de mandar sobre la vida del ser-objeto en discordia. Y hasta de matar si es necesario.
Viajando un poco en el tiempo, este tipo de actitudes, ocultamente enfermizas, están arraigadas en el machismo. Hace mucho tiempo, un macho mexicano que se respetara, tenía siempre que saber dónde estaba su mujer, con quién, haciendo qué, y autorizar todas y cada una de sus actividades, y de todos modos siempre estaba obligado a romperle la cara, por si las dudas.
Todavía hoy se ven casos así, pero por fortuna son cada vez menos, aunque esa idea del “te pego porque te quiero” o “te celo porque te quiero”, sigue estando muy vigente y, de verdad, muchas personas crecen pensando que así es el amor, y que duele porque vale la pena. Es una enfermedad heredada.
Claro que tampoco es que todos los y las mexicanas sean un costal de virtudes, y siempre fieles. La infidelidad también es un problema social, que se complementa muy bien con la celotipia. En resumen: somos un asco, ¿o no?
Valeria Lira