¿Hijos?, ¡qué clase de pesadilla es esa!

Hoy en día, la mayoría de los hogares de formación de familia tradicional en México, tienen dos padres y dos hijos. Sin embargo, esta es una cifra que va a la baja por la tendencia de las parejas a no tener descendencia.

Estamos en un punto álgido, socialmente hablando, nunca antes en la historia del mundo, y menos aún en este país, se había visto tanta resistencia hacia procrear hijos, ni siquiera en momentos tan difíciles como las guerras mundiales, o las enormes pestes que azotaron a la humanidad.

Nadie sabe bien a bien qué es lo que está pasando con las nuevas generaciones, y hasta se podría pensar que el atosigante sistema de la familia tradicional, orilló a los jóvenes a elegir una vida mucho más ególatra, construida para ellos y sus sueños, y donde no cabe pensar en alguien más.

Pero más allá de modas, ¿quienes tienen hijos, realmente calculan todas las implicaciones, o es un tiro a ciegas?

Dicen los de generaciones de mayores, que la vida antes no era tan complicada, tal vez porque no había tanta información y el mundo era uno: el que tenías enfrente.

Hoy hay que preocuparse por un montón de cosas, y nadie sabe cómo lidiar con ellas; es la adolescencia precoz, la tecnología, las redes sociales, el bullying, los “padres helicóptero”, la presión del campo profesional, las enfermedades de transmisión sexual, el sextying, la sobreinformación, la ultraviolencia, el racismo, la falta de vocación, los “ninis”, y millones de cosas más.

Pensándolo bien, ¿qué clase de valiente decide convertirse en padre, ante un mundo tan convulso como el que enfrentamos en la actualidad?.

Familia mexicana, cambio de mentalidad

Tener hijos hoy en día, implica una responsabilidad pesada y enorme, como lápida eterna. Para ser padre hay que ser también todólogo, estar adelante y tener suficiente autoestima, para saber que nunca se va a estar lo suficientemente avanzado, porque las generaciones de hoy ya nacen cien pasos adelante.

Y eso que los mexicanos son unos de los pocos, que aún no parecen perder demasiado su fe en la humanidad, porque en su mayoría siguen teniendo hijos como si fueran conejos. Eso comparado con europeos o asiáticos, los primeros que ya no tienen hijos porque están demasiado cómodos con la vida del primer mundo, y los segundos porque ya no caben en sus departamentos hiperreducidos, tan reducidos que hacen parecer mansiones a las casas del Infonavit .

A todo lo anterior, hay que sumarle la abundancia de teorías educativas, que abruman a los padres de la actualidad. Antes los padres seguían el modelo que les habían heredado, ya fuera bueno o malo, y la gente crecía, bien o mal, pero lo hacía.

En cambio, hoy hay que preocuparse por no traumarlos, por no dejarlos, o por dejarlos, por estimular su cerebro desde que son espermas, obligarlos a alcanzar el potencial, que dicen las encuestas de inteligencia, que no se queden atrás, pero que tampoco pierdan su infancia, que generen recuerdos, tener todo grabado, millones de fotos, y todas las aplicaciones necesarias, en todos los dispositivos móviles posibles.

Tal vez la tendencia a no tener hijos, deriva de un miedo enorme a toda la responsabilidad y la carga que hoy le atañe la sociedad. No es que las personas nazcan más complicadas, más bien es que ya con nacer, hoy tiene uno miles de cajas pesadas encima, con las que cargar.

https://www.youtube.com/watch?v=Q53Gc2k3Kyg

Valeria Lira

@CronicaMexicana