“Come pan, pa’ que te llenes”

Una de las grandes preguntas de la idiosincrasia mexicana es: ¿qué fue primero, el hambre, o las ganas de comer? Y los mexicanos son de esos pocos humanos que no tienen llenadera en ningún sentido, ni física, emocional, moral o socialmente hablando.

La gran mayoría de los países occidentales guardan entre sus costumbres horarios estrictos para comer, los que suelen ser respetados por todo el sistema, los empleos, los comercios, las escuelas y hasta el transporte. Como si todo girara al mismo ritmo, en un engranaje perfecto.

Pero en México las cosas se hacen como van saliendo, así los horarios y las comidas. Por algo dicen que aquí se come todo el día, a todas horas, cualquier cosa, y la comida es abundante, hay por todas partes.

Pero a todo esto, ¿qué hay de esa costumbre tan extraña de comer siempre hasta reventar? Por años, la cultura mexicana nos ha enseñado que si no damos el famoso “botonazo”, cada que nos sentamos a la mesa, entonces no hemos terminado.

Y así es, desde generaciones ancestrales, a los mexicanos les enseñaron que hay que estar a reventar para terminar de comer, y si no, hay que seguir comiendo, de ahí la famosa creencia de que es mejor comer pan, para llenarse más rápido.

Por desgracia no hay una estadística que señale en qué porcentaje los mexicanos suelen comer de más, sin embargo no es difícil adivinar la respuesta al ver los índices de obesidad, que contrastan con los de pobreza que, por el contrario, afirman que una buena parte de la población, no tiene ingresos suficientes para alimentarse bien.

Ya entrados en pobrezas, también es bien sabido que la falta de recursos para una alimentación adecuada, ha derivado en que muchas personas opten por cantidad sobre calidad, y es aquí cuando aparece el pan otra vez; es más barato un bolillo, que un kilo de zanahorias, y más barato el refresco, que llena de gas las entrañas, al agua simple, que no llena, pero hidrata.

Hambre pese a la abundancia

Lo que sí se sabe es que la dieta del mexicano promedio excede, y por mucho, los niveles recomendados de carbohidratos, azúcares y grasas, generando a mediano plazo problemas masivos de diabetes, obesidad, hipertensión, y todos esos males, repetidos en los medios hasta el cansancio.

Más allá de estadísticas oficiales, la pregunta es qué es lo que tratamos de llenar cuando nos llenamos de más, y por qué a otras naciones, con similares características, no les sucede que tienen que comer hasta morir. ¿Por qué los más gordos de la historia de la humanidad han sido mexicanos?, ¿será culpa de un gen gordo?, ¿o somos una raza triste, cuyos vacíos emocionales se llenan con tacos de suadero y gorditas de chicharrón?

Después de llegar a niveles de enfermedad, extremos, poco a poco la mentalidad en este país empieza a cambiar y las personas a preocuparse por lo que se meten a la boca. Sin embargo, esta transformación es mucho más lenta, en comparación de cómo nuestros hábitos nos están matando, a viejos, jóvenes y niños por igual, como una enorme bola de grasa que nos viene persiguiendo y eventualmente nos va a aplastar.

Valeria Lira

@CronicaMexicana