Dietas vs. la distorsión de la realidad

La tendencia a estar gordos, parece más una moda que una terrible enfermedad. México es uno de los primeros países con obesidad en todo el planeta, ganándole casi la carrera a entidades como Estados Unidos, y entrando en picada hacia una crisis de salud incontrolable; no es de extrañar que la autoimagen de casi todos los mexicanos esté completamente distorsionada, respecto de la realidad. Aquí emergen las dietas.

Según encuestas, 25% de la población mexicana ha intentado una dieta, por lo menos una vez en su vida, y de ese porcentaje, por lo menos a un cuarto no lo funcionó el método, porque no obtuvo los resultados que quería, o regresó rápidamente a su peso original.

Tal vez el problema está en que, vemos en las dietas como un remedio mágico (que no existe), y no una oportunidad de cambio de hábitos, que podría salvarnos la vida y mejorar la calidad con la que pasaremos el tiempo que nos quede.

Y ni hablar de la clase de dietas que mexicanos y mexicanas intentan. Hay desde la famosa dieta de la luna, hasta extravagancias como, la dieta de masticar, un absurdo método que consiste en masticar la comida para absorber el sabor y luego escupirla, para evitar ingerir las calorías.

Tal vez por eso las dietas no funcionan, en su mayoría simplemente no tienen sentido, no enseñan nada y son ilusiones, más que cambios radicales.

También está la dieta de la “T”, tan apreciada en este país, ya que la siguen millones de obesos, hipertensos y diabéticos. Consiste en comer tortas, tacos, tamales y toda clase de engordantes para conservar la línea, pero la línea curva de la panza.

Es así como, con la bandera de la comida tradicional, los mexicanos se destruyen a sí mismos, al sistema de salud, que ya no tiene recursos para salvar a tanto obeso, y de paso a las nuevas generaciones, que están aprendiendo las peores costumbres alimenticias jamás vistas en la historia de la humanidad.

Dietas… No hay nada milagroso

Ya para rematar y poder entender todo lo que en México estamos haciendo mal, hay que aclarar la imagen que, las y los mexicanos quieren respecto de sí mismos, sobre la que debería ser, y aún sobre la que es.

Por una parte, la complexión de los latinoamericanos no corresponde para nada con la que imponen los modelos norteamericanos, europeos o asiáticos. Los latinos son, en general, no tan delgados, las mujeres suelen tener caderas anchas y no superan el 1.65 de estatura. No pueden entonces pretender utilizar dietas para quedar como los modelos que presenta la televisión, eso es simplemente irreal y hasta grotesco, porque no encaja con la naturaleza que otorgó la genética.

Y como un golpe de realidad, ni siquiera los mexicanos están correspondiendo a su propia naturaleza, ya que 48 millones de ellos viven en niveles de obesidad mórbida, mucho más allá del peso que deberían cargar.

Habría que pensar: ¿qué estamos haciendo mal, tanto como para querer ser quienes no somos, ser los que no debemos y haber olvidado los que sí deberíamos ser?

Valeria Lira

@CronicaMexicana