Hace 35 años, exactamente el 19 de noviembre de 1984, una enorme explosión de gas desapareció por completo el pueblo de San Juan Ixhuatepec (San Juanico), en Tlalnepanta, Estado de México.
Omisión, ignorancia y corrupción, todo fue un caldo de cultivo para la tragedia de esa mañana en la que murieron más de mil personas, además de todas las que no pudieron ser contabilizadas porque sus restos se deshicieron por completo.
“Fue un 19 de noviembre, cuando empezaba a amanecer, se escuchó un fuerte estallido que hizo la tierra estremecer. Una explosión de gas hizo cimbrar el norte de la ciudad…”
Petróleos Mexicanos (Pemex) era la empresa responsable de la gasera que explotó, pero no asumió que fue su culpa no prevenir, dar mantenimiento y evitar que todo un pueblo entero se formara alrededor de lo que era una bomba de tiempo.
San Juanico ¿Qué pasó?
San Juanico, como era conocida esa comunidad, fue un pueblo de gente sumamente pobre, casas de lámina donde habitaban vendedores ambulantes, trabajadoras domésticas y gente que vivía al día con salarios de miseria.
Cuenta la leyenda que esa madrugada el cielo se iluminó como nunca antes, el calor corrió por las calles y alcanzó a prácticamente todos en muchos kilómetros a la redonda. Fue tan fuerte el estallido que no quedó casi nada de lo que había sido San Juanico, únicamente como testigos quedaron miles de sobrevivientes con quemaduras en todo el cuerpo y secuelas que jamás se borraron.
Además de todo, el gobierno protegió a los funcionarios de Pemex, pues ninguno se hizo realmente responsable de la tragedia y trataron a las víctimas peor que a limosneros dándoles sumas absurdas de dinero para tapar las consecuencias de su corrupción.
De San Juanico sólo quedó el recuerdo, ni siquiera el aprendizaje porque las gaseras siguen operando en la zona y ya hubo otros accidentes menores relacionados con ellas. Al final al gobierno sólo le importa cobrar su cuota, pero no le interesa la vida de la gente que desaparece bajo el infierno cada que hay una explosión.
@CrónicaMexicana