El futuro de las escuelas mexicanas

Hace tiempo parecía lejano pensar en otra forma de escuela, que no estuviera basada en lápiz y papel. Todavía, hasta hace unos 15 años, el mundo de la educación básica se resumía en monografías de papelería. Una investigación exhaustiva implicaba ir hasta una biblioteca, y empujarse enciclopedias enteras.

Era otro mundo, otra forma de vivir y de aprender, que requería mucho más esfuerzo que picar un botón y que –quizá– respetaba mucho más el trabajo intelectual de las personas.

Pero esos momentos quedaron atrás, y hoy la educación en México desdeña el valor del aprendizaje a través de los libros, halaga a quienes saben usar un aparato, y se olvida que la historia de la humanidad comenzó cuando aprendimos a escribir.

Dicen que no falta mucho para que las escuelas en México dejen atrás los libros y los cuadernos, y fijen su proceso de enseñanza en un dispositivo electrónico. Incluso algunas contadas escuelas ya lo hacen, y parece que les funciona; viéndolo negativamente el maestro trabaja menos, porque Internet lo dice todo, y los alumnos requieren menos atención, porque están ocupados en la pantalla.

Educación básica, situación actual en México

La educación básica en México contempla a más de 25 millones de alumnos; se trata de toda una generación de menores de 15 años, que ya no responden a la enseñanza tradicional, porque crecieron en un mundo digital, rodeados de pantallas, estímulos sensoriales y resolución HD. Obviamente, a ellos no los sorprende un lápiz y un papel, y tampoco pueden permanecer inmóviles, ante alguien que les habla durante horas.

Clases virtuales, bibliotecas completamente digitalizadas, pizarrones electrónicos, dispositivos conectados a Internet, y plataformas en línea serán, en unas cuantas décadas, el material de las escuelas en México, como ya lo son en muchas escuelas del mundo; sin embargo, habrá que contemplar el método de aprendizaje, para que éste se modifique a la par de las herramientas.

Hace ya mucho tiempo, el maestro al frente de la clase se consideraba una autoridad, y poco se les permitía a los alumnos cuestionarle. Ya en años más cercanos, un método progresista de educación, impuso que el proceso de enseñanza-aprendizaje requería de preguntas para funcionar.

Ya en la actualidad, el uso de la tecnología hace, o al menos debería hacer, alumnos mucho más autosuficientes, en cuanto a conocimientos, y maestros que ya no sean maestros, sino compañeros o guías, en un nivel de aprendizaje donde ya no hay que repetir, más bien entender y cuestionar.

Valeria Lira

@CronicaMexicana