Ingieres con toda la alegría algunos postres. Por supuesto que engordas igual si te comes un helado de una máquina cualquiera, a si te comes uno de heladería tradicional, pero el gusto y el sabor jamás serán los mismos.
En una ciudad tan antigua, como la Ciudad de México, obviamente hay ciertos lugares donde, por tradición, vale la pena comer unas calorías de más, reconocer un sabor trabajado por décadas, y entender por qué los chilangos siempre tienen algo en la boca.
Postres ¿Dónde disfrutar los mejores?
A continuación, una lista de lugares tradicionales para comer postre en la capital, esos que han cruzado la barrera del tiempo, deleitando las lonjas de generaciones enteras.
Churrería El Moro
Hace casi un siglo que este local existe, en pleno Centro de la Ciudad de México. En un inicio fue solamente un carrito clásico de churros, sin embargo, su sabor característico le hizo ganar fama entre los chilangos, que fueron reconociendo en El Moro un sitio especial para alegrar la panza y el corazón.
Desde 1935, fecha en que abrió el primer carrito, al día de hoy, con cuatro sucursales en la ciudad, por El Moro han desfilado familias enteras, filas y filas de gente, que a lo largo del Eje Central se reconocen, porque están esperando para comprar sus churros.
No se puede conocer la Ciudad de México, sin dar una vuelta por este postre, alto en calorías, pero también en alegrías.
La Bella Italia
En el corazón de la colonia Roma, llegar a la Bella Italia es atravesar una puerta a la nostalgia; aquí el tiempo se detuvo, pasas sin querer, a los años 50, con la rockola, las luces de neón, los sabores clásicos de helado y las malteadas.
Miles de historias se tejen alrededor de este sitio, ubicado en la calle de Orizaba, que ha visto pasar, desde su fundación en 1922, a la Ciudad de México, de una localidad casi rural, a la moderna capital, y de ahí a la enorme metrópolis que vemos hoy.
Películas y libros mencionan a la Bella Italia, en el afán de recuperar una ciudad que se añora, y es aquí donde un helado resume los recuerdos, de algo que tal vez ya no existe.
Vale la pena sentarse a engordar un poco en la Bella Italia, viajar en el tiempo por lo que cuesta un helado, y soñar…
Nevería Roxy
Traída desde Guadalajara, en 1946 nació en la Condesa de la CdMx, la Nevería Roxy. Desde entonces y hasta el día de hoy, sus fundadores y herederos, todos de la misma familia, han preservado la tradición de alimentar el corazón de los chilangos que pasan por ahí.
Helados, malteadas, galletas y toda clase de postres, se sirven en la barra de este lugar, mismo que hoy cuenta con seis sucursales e, incluso, una en la Cineteca Nacional.
Cabe destacar que el helado que aquí se prepara es tradicional y artesanal, sin sabores artificiales y con la receta original, que lo hiciera famoso en el siglo XX.
La Especial de París
Fundada en 1921, en un carrito, y posteriormente convirtiéndose en un conocido local de la avenida Insurgentes, La Especial de París es otra heladería tradicional, de la capital mexicana.
Desde sus inicios y a la fecha, se caracteriza por el uso de insumos 100% mexicanos y de origen natural, comprados directamente a los productores de distintos estados de la república.
Este negocio ha sido mencionado por escritores, cronistas, y reconocido a nivel internacional por resaltar los sabores mexicanos.
Vale la pena darse una vuelta para reconocer los sabores perdidos, esos que ya casi no se encuentran en los helados comerciales.
Valeria Lira