¡Agüelito, soy tu nieto!

Llegar a los últimos años de la vida debería ser, en el mejor de los casos, la culminación de un camino bien andado, recompensa por años de esfuerzo y momento de plenitud y descanso. Claro que ese es el ideal, que en muchos casos, sobre todo en los países subdesarrollados como México, no sucede, porque no existe la cultura de la vejez, no hay ahorro para el futuro y la seguridad social no protege a los adultos mayores en ningún sentido.

Una persona se considera en el rango de adulto mayor cuando sobrepasa los 60 o 65 años, dependiendo del concepto cultural que se guarde, y también del estado físico en que el sujeto se encuentre.

Según datos del Inegi, el 7.2% de la población mexicana se considera en el rango de adulto mayor, una cifra que lenta, pero vertiginosamente, ha aumentado en los últimos años.

La situación preocupa a sociólogos y expertos, quienes han predicho que llegará un punto en que los adultos mayores en México sean un número importante de la población, lo que implicará más pensiones, seguridad social y necesidades que el sistema no puede cubrir, además del gasto en recursos que significa mantener población que ya no produce.

Vejez en otros países

En naciones desarrolladas, donde la población anciana es mayor a la joven, la situación se ha sostenido varios años, gracias a una situación económica favorable, sin embargo, hasta en esos sitios, el gobierno ha tenido que implementar políticas para que las personas tengan hijos e incluso que extranjeros jóvenes vayan a vivir ahí.

Sin embargo, en México el panorama es mucho más desolador. No sólo aumenta la población anciana, también se vuelve más precaria la situación económica, bajan las reservas del gobierno para ese sector, y nadie prevé lo que en un futuro pasará, quién los va a mantener, quién se hará cargo y con que se pagarán sus enfermedades.

Dejando de lado la parte negativa, al menos en México el concepto de la vejez aún representa una figura de respeto, y para donde quiera que se mire, a los ancianos se les considera, se les escucha y se les provee, en la mayoría de los casos.

Claro que lo anterior no significa que, también se les abandona; según cifras del Consejo Nacional de Población (Conapo) el 82% de los ancianos en México, viven en algún grado de pobreza, en su mayoría mujeres, que no reciben apoyo alguno por parte de sus familias.

Algo estamos haciendo muy mal en México, al poner a la juventud por encima de la vejez y, al mismo tiempo, olvidar que debemos prepararnos física, mental y económicamente para llegar a esa etapa, con dignidad y tranquilidad.

Las estadísticas dicen que sólo tres de cada diez mexicanos ahorra algo, pensando en sus últimos años de vida.

Valeria Lira

@CronicaMexicana