Siempre que en México creemos que la cosa no puede ir peor, que no puede haber un presidente más mentiroso o una economía más destruida, la realidad se encarga de darnos de bofetadas por suponer cosas que no son ciertas. Sí puede ser peor y Salinas y EPN lo han demostrado.
Salinas y EPN, los sexenios de la corrupción
Carlos Salinas de Gortari es tal vez el peor presidente que se recuerda en la historia moderna de México. Su sexenio, en la década del 90, dejó una crisis económica de la que a más de 30 años de distancia el país no ha terminado de recuperarse, además del desastre delincuencial, la corrupción y la destrucción de instituciones que nunca volvieron a funcionar como debían.
Y ya luego de eso, después de ver a Salinas como el demonio, los mexicanos pensaron que ya nada los podría espantar. Pero resulta que el horro no acabó ahí.
Estadísticamente Enrique Peña Nieto, presidente de 2012 a 2018, ha sido el mandatario más corrupto que ha tenido este país. Las encuestas le dan a su gobierno el 84.8% de corrupción, contra 80% que le dan a Salinas.
Nadie en este país podrá olvidar cuando, luego de haber vivido del erario público, una de las hijas de Peña llamó a los mexicanos “proles” y envidiosos por criticar a su papá.
¿De los bolsillos de quién habrá creído esa niña que se estaban pagando todos sus lujos, sus casas, sus bolsas y su servicio doméstico?
¿Mejoró la situación con AMLO?
El sexenio de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) no pinta mucho mejor. Las encuestas afirman que 48% de los mexicanos ni siquiera aprueba su gobierno o la manera en que está luchando contra los males del país.
Es difícil saber a quién echarle la culpa de que, uno tras otro, todos los presidentes de México sean deshonestos, corruptos e indiferentes ante la situación del país. Sin embargo, lo que sí está claro es que el error es seguir manteniendo partidos políticos que no están dando un buen servicio a los ciudadanos, pero cobran como si fueran de Primer Mundo.
Actualmente el presupuesto de los partidos políticos en México ronda los 5 mil 239 millones de pesos, mismos que se tiran en propaganda, spots de radio y televisión que a nadie interesan, y campañas que no sirven para nada porque están llenas de demagogia y mentiras.
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@CrónicaMexicana