¿Se han fijado que la mayoría de las veces los mexicanos somos como cangrejos que se jalan unos a otros para que nadie salga de la cubeta? No es maldad, es idiosincrasia, esa costumbre de pensar que si el otro gana, yo pierdo, entonces mejor le pongo el pie para que no avance, aunque yo tampoco lo haga, sin embargo la moneda siempre tiene dos caras y en este caso también existe el lado de la solidaridad mexicana.
Y así, egoístas en pro de la sobrevivencia los mexicanos vamos por la vida pensando que el que no tranza no avanza, que lloren en tu casa y no en la mía y un sinfín de absurdos más.
Hasta que de pronto un día, sin más, un destello de solidaridad sale de nosotros y pareciera que, por un momento, nos convertimos en un país desarrollado y civilizado, con ciudadanos educados que se interesan por los demás y hasta se pelean por ayudar.
Solidaridad mexicana en casos de crisis
Gracias a las redes sociales hemos sido testigos de muchos casos aislados de solidaridad en distintos puntos del país. Negocios que necesitan ayuda, emprendedores que requieren un empujón, colectas para enfermos o para causas nobles, y hasta niños que encuentran a sus mascotas perdidas gracias a la cooperación de unos desconocidos.
Y sí, los mismos mexicanos que antes nos tranzábamos entre nosotros, ahora ponemos nuestras manos para ayudar y hacer un país mejor sin darnos cuenta.
Nadie podrá olvidar los dos grandes terremotos que han sacudido al país en los últimos 40 años. Primero el de 1985 y luego el del 2017, ambos con una enorme devastación, pero que al final nos dejaron como satisfacción el saber que unidos somos más, aún mucho más que el gobierno o la ayuda institucional.
Ojalá fuéramos así de civilizados siempre, este sería un mejor país si pensáramos más en colectivo y menos en individual y si siempre tuviéramos ganas de ayudar, no sólo cuando tenemos miedo.
@CrónicaMexicana