Los presidentes menos queridos de México

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Hablar de política siempre genera mucha controversia, es por eso que se suele evitar este tema, pero sin duda es un asunto que nos concierne y debe de preocuparnos a todos, pues así se elige a las personas que decidirán el rumbo del país. Los presidentes de México son sin dudas la figura más importante de nuestro gobierno.

Presidentes de México menos queridos

Un ejemplo claro es Pascual Ortiz Rubio, quien el mismo día que asumió el cargo sufrió un atentado que lo ausentó de la presidencia durante más de 2 meses.

Este mandatario es recordado por su corto periodo presidencial y por haber creado la Comisión Nacional de Turismo.

Su andadura política comenzó en su natal Michoacán como diputado y gobernador, para posteriormente ser nombrado secretario de Comunicaciones y Obras Públicas, además pudo ser embajador en Brasil y Alemania, cargo que tuvo que dejar para ser candidato a la Presidencia de la República por el PRI.

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Fue uno de los primeros presidentes de “El Maximato”, liderado por Plutarco Elías Calles, su presidencia sólo duró 2 años y renunció en 1932 impulsada por la oposición, los gobiernos de los estados y por el propio Elías Calles; su último cargo público fue ser gerente de Petromex.

Otro caso es el de Carlos Salinas de Gortari, durante su mandato llegó a ser acusado de fraude electoral, arreglos con el crimen organizado, el asesinato de Colosio, una terrible devaluación y la falsa idea de que con el Tratado de Libre Comercio México sería un país de Primer Mundo, lo cual no pasó.

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El peor de todos

Cierra el podio de presidentes impopulares Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970), a pesar de que sus resultados en materia económica fueron estables la historia no le perdonará la masacre de 1968, ni que haya sido colaborador de la CIA mientras era secretario de Gobernación.

Durante su mandato se llevaron a cabo redadas, desapariciones forzadas y represión contra lo que él suponía una amenaza socialista, su acción más lamentable fue el dar la orden del operativo militar que culminaría en la matanza de estudiantes en La Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, aquel fatídico 2 de octubre de 1968.

Como bien hemos mencionado, la política es un asunto serio que se debe de tomar con toda la responsabilidad, nosotros como ciudadanos podemos hacer valer nuestros derechos y los funcionarios tienen que cumplir para hacer de este país un lugar mejor.

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Fuentes: El Heraldo de México, GQ

@CronicaMexicana