Prometer hasta meter y ya metido, ¡tenga lo prometido! Así es, el Año Nuevo para los mexicanos viene cargado de promesas que no se cumplieron y de nuevas metas, que pretenden cumplirse para que el ciclo que viene. Es casi obligado que, al llegar el último día del año, muchos mexicanos se aboquen a hacer listas con propósitos para el nuevo año, aunque saben que difícilmente los cumplirán.
Hay propósitos para todos los gustos, posibilidades, autoestimas y expectativas de vida, aunque siempre salen a relucir algunos que son clásicos de la idiosincrasia mexicana.
Uno de los propósitos más usados es el de adelgazar. A lo mejor es porque, de por sí la dieta mexicana es hiper calórica, en diciembre las cosas se ponen fuertes y todo se trata de ¡comer, comer y comer! Los botones sufren, las tallas crecen y el remordimiento aparece. Entonces surge la ilusión de empezar un año fitness, ahora sí la dieta, un cuerpo escultural para el verano, esa ropa en la que no entras hace diez años. Y sin decir más, la respuesta es que hoy hay más de 48 millones de obesos en México; más del 69% de los adultos en el país viven con sobrepeso.
Otro propósito clásico es el ahorro. Llega diciembre, la euforia por comprar, las publicidad y las dichosas ofertas que calientan el cerebro de los pobres mexicanos. Apenas llega el aguinaldo, los ciudadanos pasan a ser consumidores, comprar, comprar y comprar es su única preocupación, no importa que todavía deban la Navidad pasada. Y ya luego, con la tarjeta al cuello, empieza el remordimiento, la preocupación y los propósitos. Ahora sí: ahorrar; ahora ya no hay que gastar, el próximo año a apretarse el cinturón. Pero luego vendrán las rebajas de enero, el fin de temporada invernal, la primavera. Y se repite la historia.
Año Nuevo, la esperanza de hacer algo por nosotros
Uno más es el cambio de hábitos, dejar de fumar, beber o simplemente ser más saludables. No cabe duda que la preocupación por la salud es un propósito noble, sin embargo, en la cultura de los mexicanos no existe algo que englobe la voluntad, así que este es otro más que nació para perderse. Puede ser que los sentimientos de grupo, la emoción de la temporada y un poco la caricatura navideña, hagan que las personas se sientan animadas y vean con ilusión el futuro, pero al terminar las fiestas y regresar a la normalidad, es probable que se enfrenten con la falta de voluntad para cambiar lo que no les gusta.
Y finalmente, otro propósito que siempre surge es encontrar pareja. Este no tiene tanto que ver con voluntad, es más bien una cosa de azar, sin embargo, sí es algo en que los mexicanos centran gran parte de su atención y sus recursos, a lo largo del año. Otra cosa que tienen las personas en este país es eso, buscar a su media naranja incansablemente, como si fuera una obligación no quedarse solo y por fuerza tuviera que haber alguien por ahí esperándolos. Error o no, este es uno que sí suele cumplirse, aunque venga acompañado de divorcios, infidelidades, hijos no deseados y otros karmas del tema.
La sugerencia es que, como propósitos de Año Nuevo, debería existir el deseo de cumplirlos; así hablaríamos de un negocio seguro y no sólo de una ilusión.
Valeria Lira