Juguetes mexicanos de ayer y hoy

No importa la edad, el nivel social, educativo o cultural, o el género, la infancia es para todos un cúmulo de ilusiones, sobresaltos y decepciones, que se quedan en la memoria y nos acompañan a lo largo de la vida. Un niño es siempre una ventana abierta a la sorpresa, es por eso que hay juguetes que no pasan de moda, son clásicos en la memoria colectiva de las infancias perdidas. Los juguetes mexicanos son un patrimonio nacional.

Juguetes mexicanos más representativos

Las muñecas de sololoy

El sololoy es un material hecho de papel, que se inventó a inicios del Siglo XX y fue famoso por ser el alma de millones de muñecas, que entretuvieron a generaciones y generaciones de niñas. Las muñecas de sololoy hoy casi sólo se ven en museos, pero en su tiempo representaron una gran industria que recorrió el mundo entero, y llegó a México para conquistar el corazón de las mexicanas. Este fue el antecedente de las muñecas de plástico y representó muchos empleos en el país, antes de que las grandes multinacionales de juguetes invadieran el país.

Las marionetas

Una marioneta siempre es una llave a la imaginación. Si bien, este juguete tiene un origen extranjero, en México se creó una versión original de madera e hilos, con las caras de personajes famosos de la TV, el cine y la política nacional. Durante el Siglo XIX y buena parte del XX, en México los teatros de marionetas tuvieron un éxito rotundo; las carpas, como las de los circos, se llenaban noche a noche de niños, y no tan niños, que vivían la ilusión de ver a los personajes cobrar vida para contar una historia.

Hoy todavía existen este tipo de espectáculos, pero se han volcado hacia un público mucho más selecto, debido a que las clases populares se dirigen a otros atractivos más comunes como la televisión.

El trompo y el balero

En el México antiguo, ese del Siglo XX, donde no existía la TV ni los videojuegos, el trompo y el balero eran, más que un juego, una cuestión de honor en los patios de las escuelas; ningún niño que se preciara de ser un hombre, podía ir por la vida sin cargar esos dos elementos esenciales, listos para enfrentar a cualquiera que se atreviera a desafiarlos.

Destreza, habilidad, práctica y paciencia, llevaron a muchos a convertirse en campeones de estos juguetes, heredados de los griegos y mexicanizados por los artesanos de la madera. Y hoy aún existen, pero ya son más un suvenir turístico y los niños posmodernos no saben cómo jugarlos.

Los luchadores

Quítale el candado, pícale los ojos, sácale los pelos, ¡sácalo del ring! La lucha libre es el deporte del pueblo, encanto de los niños que ven en los luchadores a los súper héroes salidos del cómic y la televisión.

Los hay de plástico, de madera, móviles y fijos, en todos los tamaños, colores, disfraces y precios, y sin duda el más distribuido es el que tiene la figura de El Santo.

Durante muchas décadas el luchador de plástico fue el más vendido en los mercados populares de México. Siempre en posición defensiva, en mil colores distintos y algunas veces hasta con capa, fue el protagonista en la mente de miles de niños que crecieron soñando con el ring.

Este es un juguete que todavía está vigente entre los niños mexicanos, y ha tomado figuras de nuevos luchadores. Se dice que la producción es completamente por manos nacionales que buscan preservar esta tradición.

Valeria Lira