México, ¿el más ignorante?

¿En qué será que creen los mexicanos?, ¿piensan, creen, confían o ignoran? Está visto que los habitantes del cuerno de la abundancia no creen en el gobierno, con altos índices de corrupción y poca transparencia, no es un factor para confiar. Y tampoco creen mucho en sí mismos, porque eso de la autoconfianza, la educación y el progreso, no es algo que les haya resultado muy bien, al menos en los últimos 150 años.

Poco más del 80% de la población en México, se autodenomina católica, ya sea por herencia o por convicción personal, quizá de ahí que se trate de un país que se juzga a sí mismo como alto creyente de las cuestiones de fe.

Inclusive, viajando siglos atrás encontramos que los antiguos mexicanos, mucho antes de la llegada de los españoles, ya eran bastante fieles a las doctrinas religiosas, aunque en aquel momento reinaba el politeísmo, y se adoraba a cada Dios, según su función entre los hombres.

La llegada del cristianismo a la Nueva España, tiró por tierra todo lo que las culturas precolombinas habían concebido como verdadero, enterrando bajo una nueva fe, hasta la percepción sobre la creación del hombre, el universo y el más allá.

Se sabe muy bien que la mayoría de las iglesias construidas por los españoles, durante la colonia, fueron erigidas encima de los antiguos templos prehispánicos, de manera que los indígenas sentían que, en el fondo, seguían adorando a sus propios Dioses.

En cuanto al número de asociaciones religiosas en México, es bien sabido que en la actualidad predominan las cristianas, seguidas de las provenientes de Oriente y, al final de toda la cadena, las judías.

Y si bien los mexicanos se consideran religiosos, en su mayoría, las estadísticas dicen que casi el 5% de la población niega rotundamente seguir algún culto, una cifra que va en aumento y se relaciona directamente con un mayor nivel de estudios; ¿será que mientras más sabemos, menos creemos?

Educación contra fe

Porque creer no solamente significa ir a una iglesia o rezar, la verdad es que los mexicanos también son buenos para creer en la suerte, el azar, la casualidad, las supersticiones y hasta en la magia; la «Encuesta sobre la Percepción Pública de la Ciencia y la Tecnología» ha revelado, en sus diferentes ediciones, que este país no confía tanto en la ciencia como sí lo hace en el ocultismo, debido tal vez a que ve en la primera un factor de riesgo, y las explicaciones lógicas no les son suficientes para superar las que le da la fe.

Y todo esto nos lleva a un punto álgido, pero bien conocido: todas las carreras, los maratones de conocimiento, las listas de estupidez y los retos de la incredulidad, los gana siempre la ignorancia.

Encuestas internacionales califican a México como el país número uno en ignorancia, respecto a sí mismo, es decir, los mexicanos desconocen muchos factores respecto a su propia situación económica, cultural y hasta sanitaria. Y eso, en comparación a la convicción religiosa que profesan los mexicanos, resulta irónico y hasta risible. ¿Por qué será?

Valeria Lira

@CronicaMexicana